Rafael Nieto Navia | El Nuevo Siglo
Martes, 10 de Febrero de 2015

Día sin carro… ¿qué tal?

 

Yo preferiría un día sin alcalde ya que éste sin analizar nada el mismo día propuso que se hiciera una vez al mes. ¿Cuáles son los beneficios? Digo, fuera de los que obtienen los empresarios privados del Transmilenio y del SITP. A los mensajeros en motocicleta de los servicios a domicilio, que de ello viven, les pusieron miles de dificultades y comparendos. Y hablando de comparendos, la policía que, según dicen, tiene una cuota diaria que llenar con las multas por pico y placa, hizo su agosto. 

Según algunos  editorialistas el día sin carro sirve para “educar en civismo” a la ciudadanía y limpiar el ambiente. ¿Qué tal si educan el civismo de los grafiteros que con su “arte callejero”, como dice Clara López, la candidata del Polo a la Alcaldía, no han dejado literalmente pared limpia en toda la ciudad, o a los que en cuanto poste, puente o caja de teléfonos encuentran pegan afiches y tienen la ciudad hecha una vergüenza. En cuanto al medio ambiente, aceptando que no son los buses y busetas los que contaminan sino los carros particulares y las motos, el aire se purifica en 1/365 de la polución anual. Y, en cambio, se fastidia a la ciudadanía que tiene que usar el ineficiente y atestado transporte público para llegar al trabajo. Y desde las 5:00 a.m., por si a alguien se le ocurre salir temprano en su carro.

¿Qué tal, si por ejemplo, se amplían las ciclorrutas y se vigilan de tal manera que no las obstruyan los vendedores ambulantes, se reparen donde están dañadas y se evite que a los usuarios les roben las bicicletas? ¿Qué tal si se estimula y no se dificulta, como de hecho sucedió, la utilización de taxis eléctricos? ¿Qué tal si se empiezan a usar buses eléctricos? ¿Qué tal si en vez de pensar en un Transmilenio por la Boyacá, pensamos en un tranvía o, como lo llaman Petro y las señoras con tanta gracia, un tren ligero? ¿Qué tal si se construye un elevado por la carrera séptima? Si en el túnel de La Línea llevan siete años y no han logrado concluir los 8 y medio kilómetros y ahora hay que reajustar los valores ¿podemos imaginar un metro subterráneo por la séptima? ¡Qué horror!

¿Qué tal, señor Alcalde, si en vez de gobernar para la galería, aspirando a una candidatura presidencial ¡Dios no lo quiera!, aborda con seriedad los problemas que tiene la ciudad que son inmensos porque jamás en su historia Bogotá había estado tan deteriorada?

 

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Coda uno. Murió Miguel Posada Samper, amigo leal, caballero integral, empresario eficiente y, sobre todo, gran patriota que dedicó buena parte de su vida a defender a las Fuerzas Armadas de los ataques injustos que reciben a diario de los medios y las izquierdas. A mí me duele en el alma la muerte de este amigo.

Coda dos. Estupenda la Gala Lírica Mexicana de la semana pasada en Bogotá.