Apuntes sobre la reforma (I)
Ahora se plantea una reforma más de la Constitución, producto de las promesas que hizo el Presidente por la reelección. Así como para pagarles a los maestros les quitó la evaluación técnica para los ascensos -lo que, de paso nos asegura el último lugar de las pruebas Pisa-, así se hará en otros campos.
Está bien suprimir la reelección. Las pasadas elecciones demostraron hasta la saciedad que el sistema desequilibraba totalmente la balanza en favor del candidato-Presidente, que contaba con todo el apoyo de la propaganda y de la burocracia, como los maestros, y de los sindicatos a quienes se prometió el oro y el moro.
Tampoco es buena la reelección que se había prometido a alcaldes, gobernadores y otros altos funcionarios. Quedaría solamente para los parlamentarios, diputados y concejales, como es obvio. No se ampliaría el período a “cinco o seis” años como había prometido el Presidente. Al menos con los elegidos de hoy eso sería una barbaridad. Imaginemos a Petro con un año más. ¡Qué horror!
No soy amigo de eliminar la lista preferencial y regresar al bolígrafo, ni de modificar un Senado “nacional” para darles gusto a los caciques locales.
Lo que contempla el proyecto de unificar las elecciones, hoy separadas, es una medida que solamente favorece al partido que esté en el poder. El período del Presidente vence en 2018 y el otro en 2015. ¿Cuál unificamos? Lo ideal sería, más bien, que los cuerpos colegiados se renovaran por mitades cada dos años, pues esto permitiría al pueblo “soberano” pronunciarse sobre cómo van las cosas.
Ampliar el período de los magistrados de las altas cortes y la edad de retiro está bien -Colombia es el único país del mundo que cree que la experiencia es mala y que a los 65 años la gente es inútil-, siempre y cuando no favorezca a los que hoy ocupan esos cargos. La cooptación dio buenos resultados anteriormente pero con los magistrados que tenemos hoy es mejor empezar de cero. Quitarles las facultades electorales a las cortes solamente trae beneficios. Y hay que pensar en algo para que el Consejo Nacional Electoral sea independiente y no un gato elegido por los ratones. El Consejo Superior de la Judícatura fracasó; hay que eliminarlo. Habrá que estudiar un poco más a fondo lo del Supertribunal de Aforados ante el fracaso de la Comisión de Acusación de la Cámara.
Los vigilados -Presidente y Congreso- no deben ser quienes elijan a los vigilantes, Contralor y Procurador. Tampoco se deben reducir las atribuciones del Procurador, propuesta que parece una venganza por la labor e independencia del Procurador actual, excelente como pocos en la historia.
Amanecerá y veremos.
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Coda uno. El caso Morelli muestra que la justicia no ofrece garantías. El Presidente dice que se envía un mensaje equivocado al exterior. Mal mensaje sí, equivocado no.
Coda dos. La expulsión de activistas venezolanos porque “hay órdenes de captura expedidas por Venezuela”, indica que Colombia sirve de pie de estribo al dictadorzuelo Maduro.