Reforma electoral
Santos ratificó la necesidad de una reforma constitucional para eliminar la reelecciónpresidencial, extendiendo el período a cinco o seis años -no sabe a cuánto-, unificar el calendario electoral de gobernadores, alcaldes y parlamentarios y modificar la circunscripción nacional del Senado, dizque porque más de un tercio de los departamentos no tienen representación en él. ¿Acaso no es nacional? Para representación departamental está la Cámara.
Yo creo que la reelección hay que eliminarla. Las pasadas elecciones demostraron que el poder del gobierno es tan grande y la propaganda estatal tan poderosa que el otro candidato no puede competir, aunque los setecientos mil votos de desventaja de Zuluaga hayan resultado una ridiculez frente a la aplanadora. Un mal presidente se puede instalar en el gobierno y, eventualmente, quedarse indefinidamente como sucede en la Argentina, Ecuador, Venezuela y Nicaragua, para no hablar del modelo de Cuba.
Pero ¿por qué extender el período? Si el presidente es bueno -lo que sucede en muy pocos casos- uno diría: lástima que tenga que irse. Pero ¿y si es malo como la mayoría? ¿Cómo sacarlo?
La unificación de los períodos (y, por supuesto, la extensión del plazo) de alcaldes y gobernadores no tiene otro propósito que fortalecer al ejecutivo central. ¿Qué tal un periodo de cinco o seis años para Lucho, Moreno o Petro? ¿Qué tal tener que soportar un Congreso como el que acaba de pasar? ¿Qué tal un Concejo de Bogotá de seis años?
Al contrario, el Parlamento debería elegirse para cuatro años y renovarse por mitades cada dos: se va la mitad y se eligen otros. Eso le da la oportunidad al pueblo de manifestar su descontento, si es el caso. Y lo mismo vale para asambleas y concejos. Además debería reducirse el tamaño de esos entes y la burocracia inmensa que generan: con la mitad del Parlamento, asambleas y concejos actuales basta y sobra. Y hay que eliminar los privilegios de que hoy gozan en materia pensional, para mencionar solamente un caso.
No nos limitemos a una reforma electoral. Hay que quitar las atribuciones electorales a las altas cortes y mejorar sustancialmente la justicia. ¿Cómo? Que los plazos procesales sean obligatorios y no cumplirlos sea causal de mala conducta. Que se respeten las sentencias de última instancia y no haya tutela que valga contra ellas porque eso ha creado una legislación inventada por la Corte Constitucional sin control del Congreso. Que abusar de las tutelas sea un delito y no atenderlas sea también mala conducta. Es decir, que jueces y magistrados estén obligados a respetar la ley.
Obviamente, la reforma no puede beneficiar a los que la hagan
La Constitución en Colombia vale un chicote. Padecemos de reformitis aguda. Pero no se puede improvisar en materia grave. Al fin ¿cinco o seis años?
***
Coda. Maduro dijo que la paz colombiana nunca ha estado tan cerca. Este protector de las Farc y violador de los derechos humanos cuyas cárceles están llenas de presos políticos, tiene por qué saberlo. ¡Qué vergüenza!