Edith y Etty, vidas admirables
Edith Stein nació en Breslau (Alemania, hoy Wroclaw, Polonia) el día del Yom Kippur, en octubre de 1891. Era la menor de 11 hijos de una familia judía. Se graduó summa cum laude en filosofíaen Friburgo. Fue discípula y asistente de Edmund Husserl. Escribió varios e importantes libros de filosofía pero, por ser mujer y judía, nunca logró una cátedra. Edith cayó muy joven en el ateísmo mas en 1921, luego de leer la autobiografía de Santa Teresa de Jesús, “se le abrió la luz oscura”, fue bautizada y se dedicó al estudio de los escolásticos, empezando por Santo Tomás de Aquino. “Ser Finito y Ser Eterno” es un estudio metafísico inspirado en Santo Tomás y Husserl. En 1933 ingresó al Carmelo de las descalzas. Había escrito una carta a Pío XI advirtiéndole del peligro que los nazis representaban para judíos y católicos. El 1937 Pío XI publicó su Encíclica (sólo en alemán) Con ardiente Preocupación en la que califica al régimen nazi como una apostasía. Demasiado tarde.
Luego de la “noche de los cristales” hace 75 años, Edith fue enviada al Carmelo de Echt en Holanda, de donde la sacaron los nazis en 1942, junto con su hermana Rosa postulante en el mismo convento. Después de un breve paso por Westerbork -el campo de tránsito nazi donde Etty era voluntaria para ayudar y consolar a los judíos que marchaban a la muerte- fue enviada a Auschwitz, donde murió víctima de la “solución final” en agosto de 1942.
“¿Quién expiará en nombre del pueblo alemán lo que está sucediéndole al pueblo judío? ¿Quién transformará esta culpa abominable en bendición para ambos pueblos? (Edith Stein)
Juan Pablo II la canonizó como mártir en octubre de 1998.
Etty Hillesum, nacida en Middelburg, Holanda, en enero de 1914, hija de inmigrantes judíos rusos, amiga y amante de Julius Spier, también inmigrante judío pero de origen alemán, aprendió con él a leer los Evangelios y a San Agustín y a encontrar a Dios. Siempre quiso ser escritora y, entre 1941 y 1943, cuando para no sumergirse en el horror de la persecución nazi disfrutaba viendo un jazmín o una rosa, escribió un Diario y las cartas de Westerbork, donde un día vio pasar a Edith con otros cientos de judíos conversos. Sus páginas son “una palabra admirable escrita para atravesar los siglos”. En 1943 Etty y su familia fueron enviados a Auschwitz a los hornos de la muerte. Etty no fue bautizada pero su obra está llena de amor a Dios y a los demás, y de perdón a los alemanes.
“A decir verdad no deberían escribirse cartas de amor más que Dios” (Etty Hillesum)
“Esta joven frágil e insatisfecha, transfigurada por la fe, se convierte en una mujer llena de amor y de paz interior, capaz de afirmar: ‘Vivo constantemente en intimidad con Dios’” (Benedicto XVI).
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