La “crisis” de la Iglesia
“Necesitamos unirnos en torno al Papa”
Cuando Simón confesó que Jesús era el Mesías y el Hijo de Dios vivo, Jesús le dijo que su nombre sería Pedro y sobre esa piedra edificaría su Iglesia. Por eso la Iglesia es divina. Pero la Iglesia militante, la que está en la tierra, es también humana y pecadora. No obstante lo cual, Jesús le dijo a Pedro que las puertas del infierno no prevalecerían contra ella. Durante veinte siglos, a pesar de sus pecados y las persecuciones, la Iglesia sigue predicando la palabra de Dios.
A la entronización del Papa Francisco asistieron más de doscientas delegaciones de Estados y organizaciones internacionales y, durante el Cónclave hubo más de 5.600 periodistas acreditados. Eso demuestra lo que es la Iglesia, aún en este siglo XXI. Pero eso no significa que, a la hora de la verdad, los cristianos no vayamos a ser lo que Isaías llamaba “un resto”, porque muchos son los llamados y pocos los escogidos.
La oportunidad de la elección del nuevo Papa ha servido para que los enemigos de la Iglesia desfoguen sus odios. Al Papa dimitente lo han acusado de haber sido tolerante con la pederastia, cuando lo cierto es que él fue quien dijo que todo cura que hubiere incurrido en ese delito debería ser juzgado por la justicia ordinaria. Se le enrostró también su pasado “nazi” porque a los 17 años fue enrolado a la fuerza en las juventudes alemanas. ¿Qué hubieran hecho sus críticos en las mismas circunstancias? Como antes de irse nombró un alemán como director del Banco Vaticano se dice que quién sabe qué intenciones tendría de tapar quién sabe qué. Y que Juan Pablo II había aguantado hasta el final y él había sido incapaz.
A Francisco lo acusan de haber sido amigo de la dictadura argentina cuando era provincial de los jesuitas, porque dizque no defendió con suficiente vigor a dos sacerdotes que estaban desaparecidos.
Todo eso en la salsa de una supuesta lucha por el poder entre dos cardenales italianos por el control de la Santa Sede. Los medios, especialmente los gringos, han aprovechado la oportunidad para “aconsejar” a la Iglesia que se “modernice”, es decir, que apruebe el matrimonio homosexual y el aborto. Eso no va a suceder, gracias a Dios.
Sorprende leer columnas de prensa que comienzan diciendo “yo no soy católico pero creo que la Iglesia debería …bla bla bla”. Los católicos deberíamos decir: métanse en sus propios asuntos y déjenos en paz.
Necesitamos unirnos alrededor del Papa y orar por él todos los días, especialmente esta Semana Santa.
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Coda: Aunque el origen de la reforma a la Cidh es bastardo, las críticas tienen algo de razón y no se relacionan solamente con el presupuesto de la relatoría de la libertad de expresión. En enero del año pasado el Consejo Permanente de la OEA aprobó unas “recomendaciones” que la Cidh se ha pasado por la faja. Aunque el expresidente Gaviria probablemente no lo sepa.