RAFAEL NIETO NAVIA | El Nuevo Siglo
Martes, 12 de Febrero de 2013

Fuerza contundente

 

La semana pasada publicó este diario una columna de William Calderón bajo el título “Se prendió el conflicto” donde enumera algunos hechos recientes  que muestran que las Farc están arreciando su ofensiva, luego de que se terminó el “cese unilateral” de fuego. Algunos de esos hechos son: el anuncio desde La Habana  de que seguirán con su escalada de secuestros a policías y militares ya puesto en práctica tratando luego  de montar el show de liberación con Piedad Córdoba; el paro armado en el Chocó; la bomba en una concentración escolar en el corazón del Caquetá y luego un ataque a una escuelita llena de niños; el asesinato a sangre fría de tres agentes de la policía en límites con Venezuela; la voladura del oleoducto en el Putumayo; la toma de Riosucio, Chocó; el regreso al Departamento de Arauca; la oferta de tres millones de pesos por cada policía muerto que hace la columna “Teófilo Forero”; y los atentados contra la infraestructura del carbón, a lo que hay que añadir los ataques en el Cauca en un área bien conocida y el secuestro de dos alemanes por el Eln.

Yo creo que, aunque se ha hecho un esfuerzo para evitarlo mientras las Farc tratan de engatusarnos en La Habana, subconscientemente se ha aflojado la presión, como se puede fácilmente observar en los ataques a los pueblos en el Cauca, siempre los mismos, sin que haya fuerzas suficientes para repelerlos.

El ejército norteamericano aplica en sus operaciones militares la llamada doctrina Powell (por el general y exsecretario de Estado Colin Powell) que consiste en aplicar en los ataques una fuerza decisiva que yo prefiero llamar contundente. Cuando esto sucede, generalmente se logran los resultados buscados que no son otros que derrotar al enemigo. Esta doctrina, por cierto, concuerda con los postulados del derecho internacional humanitario que prohíben aplicar fuerza excesiva que produzca demasiados daños colaterales.

Yo no soy, por supuesto, estratega militar. Pero creo que las Fuerzas Armadas (incluyendo la Policía) deben aplicar fuerza contundente en el Cauca y armar una tenaza que liquide la subversión en esa área del país. Comprendo que se trata de guerrilla que en ocasiones tiene el apoyo de poblaciones, especialmente indígenas, que les dan información, suministros y refugio. Y así en otras áreas en las que es bien conocido el  accionar de las Farc y del Eln -un grupúsculo despreciable pero cruel-, como el Chocó. Ningún grupo guerrillero tiene la fuerza ni la tecnología que sí tienen nuestras Fuerzas Armadas, para resistirlas.

Bien hizo el presidente Santos al anunciar que se triplicarán los ataques contra los subversivos. A ponerlo en práctica.

 

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Coda. Un artículo memorable de Juan Gossaín se refiere al daño ecológico que está sufriendo el país en todos los frentes, causado no sólo por las multinacionales, mientras alcaldes y gobernadores miran para otro lado.  No se enseña en las escuelas y colegios a respetar y cuidar la naturaleza. La sanción a la Drummond es un buen comienzo. ¡Bravo!