El Efecto Chávez en América Latina
Andrés Oppenheimer, probablemente el mejor analista político latinoamericano, escribió recientemente en El Nuevo Herald un artículo en el que opina “que el impulso político ganado por Chávez durará poco, y será geográficamente bastante limitado”. Oppenheimer cita los comentarios telefónicos que le dio Jorge Valero, viceministro de relaciones exteriores de Venezuela, para el que la reelección de Chávez marca un hito con efectos incluso en Europa, pero particularmente en los países del Alba, Unasur (cuya presidencia tendrá Cuba a partir del 2013) y Celac. La victoria de Chávez, dice Oppenheimer, no recuperará la influencia regional que éste tuvo hace cinco o seis años y era directamente proporcional a los precios del petróleo que hoy no están en alza ni prometen subir mucho. Chávez -agrega- tendrá que enfrentar ahora sus problemas internos, como la inflación, altísimos índices de criminalidad, una economía en declive y su incierto estado de salud.
Lamento discrepar de Oppenheimer que, en mi opinión, está pensando con el deseo. Yo ya ni creo que Chávez esté enfermo. La primera prueba de su fortaleza fue que Capriles resolvió ignorar el monstruoso fraude -lo que también hicieron los medios latinoamericanos- y salir corriendo con el rabo entre las piernas. Pienso que la oposición está muy golpeada y no veo con claridad quién va a liderarla. Chávez no tiene que dedicarle mucho tiempo a la crisis económica interna porque está claro que ella no fue suficiente para afectarlo en las elecciones. Si hizo trampa en las elecciones, puede hacer trampa interna y taparla con los dólares de una mal aprovechada reserva petrolera o con las ventas de oro físico de sus reservas monetarias.
Respecto de América Latina y el Caribe, Valero tiene razón en cuanto al Alba, Unasur -donde están todos los suramericanos y que envió una misión a validar las elecciones en Venezuela- y la Celac -donde están los mismos más los centroamericanos, caribeños y México-. El montaje lo hizo Chávez “hace cinco o seis años”, pero ahí está firme.
Colombia ha fungido, y lo muestra con vano orgullo, como secretaria de Unasur, hoy en manos de Venezuela. Y no le molesta que noticias no desmentidas hayan dicho que Timochenko, el mismo que Chávez jura y rejura que no está en Venezuela, se haya reunido con él durante ocho horas, antes de la cita en La Habana. Estamos, como el resto de latinoamericanos, entregados en los brazos de Chávez, aunque sea un mentiroso. Pero no hay peor ciego que el que no quiere ver.
De manera que todos los países latinoamericanos están dispuestos a que se les queme el rabo por acercarse a la candela. Y así, del brazo de Chávez y sus secuaces Evo, Correa, Kirchner y Ortega, nos iremos al abismo.
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Coda. En una entrevista en El Colombiano Nicanor Restrepo dijo que confiaba en que vería pronto en el Congreso a los jefes de las Farc, que es tanto como querer ver a Garavito de director del ICBF.