Socialistas del siglo XXI
Cristinita Kirchner está metida en un lío. En 1994 unos terroristas explotaron un carro-bomba frente a la Asociación Mutual Israelita-Argentina en Buenos Aires, causando 85 muertos y 300 heridos. En 2006 un grupo de fiscales encabezado por Alberto Nisman acusó del atentado al grupo libanés Hezbollah con vínculos directos con Irán, lo que fue ratificado por la Interpol que dictó órdenes de captura que incluían a dos personajes que luego fueron candidatos presidenciales en Irán. Nisman descubrió que funcionarios argentinos habían tratado de evitar los pedidos de extradición de los responsables y anunció que presentaría una denuncia contra Kirchner -quien en enero de 2013 había firmado una carta de entendimiento con el Gobierno iraní que creaba una comisión de la verdad, la que fue declarada inconstitucional-, contra Héctor Timerman actual canciller, y otros por “organizar la impunidad del crimen”. El 14 de enero de 2015 Nisman anunció su denuncia y el 19 fue asesinado o, según las autoridades, se suicidó. Pero otro valiente fiscal, Gerardo Pollicita, presentó la denuncia que Nisman no pudo.
La justicia argentina, a diferencia de la nuestra, es independiente. Los argentinos no tienen duda de que se trató de un crimen de Estado.
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En Costa Rica tuvo lugar recientemente la cumbre de “jefas” y jefes de Estado de la Celac -un organismo de los países latinoamericanos y caribeños inventado por Chávez-, para “reflexionar juiciosamente” sobre la situación continental y la nueva actitud de Estados Unidos versus Cuba. Fue un fiasco. En medio de las tradicionales arengas sobre el neocolonialismo y con la jerga clásica del socialismo del siglo XXI, aprobaron una farragosa declaración en la que se comprometieron a “garantizar el pleno respeto de la democracia, el Estado de Derecho, así como de todos los derechos humanos”. La suscribieron Correa, Evo, Maduro y Ortega sin ponerse colorados. Pero el oso internacional lo hicieron por cuenta de Ortega que llevó con cargos oficiales a toda su familia y a unos portorriqueños independentistas para que despotricaran contra los Estados Unidos.
Para estos espectáculos con la OEA nos basta y nos sobra.
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Tal Cual, un diario dirigido por Teodoro Petkoff, un comunista y exguerrillero opositor al régimen chavista, dejará de publicarse diariamente en Venezuela y se convertirá en un periódico digital, víctima de la escasez de papel y del amedrentamiento del Gobierno a los anunciantes. Bajo el mismo sistema han salido de circulación o han sido comprados a menos precio por amigos del Gobierno, Radio Caracas TV, El Impulso, El Universal y Globovisión, entre otros, y se ha bloqueado la señal internacional de CNN y NTN 24. El régimen “democrático” de Maduro sigue así la corriente que inaugurara el pajarito de Chávez. Las demandas por calumnia son otro elemento para la censura de prensa en Venezuela y Ecuador.
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Coda. En Colombia han sido víctimas de censura y sacados de sus medios, entre otros, Fernando Londoño de El Tiempo, Nassar Hassan y William Calderón de Cable Noticias y Gustavo Álvarez Gardeazábal de La Luciérnaga.