Rafael Gómez Martínez* | El Nuevo Siglo
Jueves, 18 de Diciembre de 2014

ATALAYA

Cuando la palabra no es creíble

Terminamos   el 2014, con más decepciones que satisfacciones. Dentro de las decepciones se encuentra el actual gobierno de JMS Kerensky quien entrega el país sin misericordia a los niños de Iván, así como Kerensky entregó a la gran Rusia a los soviets para que llegara Stalin y Lenin al poder. Una vez en el poder, no existió poder humano para que los rusos acabaran con el yugo del comunismo que duró hasta la caída del muro de Berlín. Ni siquiera, con la sangrienta primavera de Praga. Hasta ese punto se llega en los regímenes comunistas. Para la muestra, nuestra querida y dolida Venezuela.

Volviendo a las decepciones, lo que más deteriora la calidad de vida de los seres humanos, de las relaciones interpersonales y de la comunicación corresponde a la pérdida de la fiabilidad de la palabra la cual no corresponde a una expresión de compromiso, de honor, sino que, por la falta de su cumplimiento se degenera primero en desconfianza y luego en temor. El temor es el sentimiento de los colombianos, por ejemplo, frente al proceso de paz en la Habana.

Lo anterior, lo escuché en una Homilía pronunciada el 24 de septiembre de San Pablo, cuando los fariseos dijeron que sí a Jesús y luego se “voltearon” en una actitud hipócrita y vana. Se preguntaba, entonces, San Pablo: “¿De qué nos sirve pronunciar el Credo si nos falta un mínimo de esfuerzo para cumplir los compromisos pactados?”

Si trasladamos estas reflexiones al campo político colombiano JMS primero le dijo que sí a AUV y, luego, en una actitud hipócrita y vana se entregó a los mejores enemigos.

Otra muestra: Cuando comenzó el proceso de La Habana, JMS nos dijo que “este proceso será rápido”. Todos aplaudieron. Yo, no. Desde el primer día se le advirtió al señor JMS, en la presente columna de opinión que no es más que eso, que “si dejaba abierta la ventana de la paz se le entraban las moscas”.

Dicho y hecho. Vamos para dos años del proceso de paz en La Habana con cuántas moscas, sapos y demás. Ahora, JMS nos anunció en Lima que, probablemente, en el 2016 encontraremos la paz ¿De qué nos sirve la paz que nos venden en La Habana si las Farc asesinaron a cerca de un millar de soldados y policías en menos de dos años?

El principal problema de JMS es, precisamente, su falta de credibilidad en su palabra, su falta al compromiso adquirido. Nos dijo, por ejemplo, que no más impuestos y vean la reforma tributaria. ¿De qué le sirve a JMS todos estos utópicos anuncios, si no los cumple?

En estos momentos, señor JMS, su palabra no es creíble. Con un agravante: el pueblo, le perdió el respeto a su gobernante.

Puntilla. Qué no dirían los rancios medios de comunicación bogotanos si un hijo de AUV trinara, como trina Martín Santos.

*Miembro de la Corporación Pensamiento Siglo XXI