El Petro Caos VIII
Lo que está sucediendo en Bogotá es muy grave. A Aureliano Buendía: alias Gustavo Petro, no le puede estar yendo más mal porque no se lo propone.
El día del anuncio por parte de la Registraduría Nacional con motivo del aval de las firmas para la revocatoria; el Concejo Distrital le hundió el POT y, esa misma noche, el mismo Concejo aprobó un cupo de endeudamiento que será nocivo para las finanzas del Distrito. Si por algo se ha caracterizado Bogotá es por la seriedad en el manejo de sus finanzas. Como Petro está empeñado en destruir todo lo construido, ahora le echó el guante a las finanzas del Distrito.
Es increíble que Petro, con tan solo dos años en el Palacio de Lévano esté dejando la ciudad como la está dejando. Bueno, al final no es increíble. Conociendo lo que hacen los déspotas de izquierda, la destrucción de los pueblos, lo de Petro es apenas un barniz. Y como buen déspota quitó el cuadro de Gonzalo Jiménez de Quesada que reposaba en la oficina del Alcalde Mayor.
La clase política tiene un gran rabo de paja en la crisis de gobernabilidad que padece Bogotá. No se ha comportado a la altura. No es de extrañar. Tampoco se comportó a la altura con el escándalo de la calle 26 y Samuel Moreno. En ese momento se le aconsejó Samuel que lo mejor para la ciudad era que renunciara.
Como tampoco tuvo la suficiente grandeza para evitar la llegada de Petro al poder. En eso, tanto Galán chiquito, como Luna y Gina Parodi tienen sus velas en este entierro. Desde estas líneas de opinión lo advertimos. Una mala decisión política tendría unas consecuencias funestas para la ciudad. Dicho y hecho.
Ahora resulta, según Silva Luján en El Tiempo, que la culpa de lo que está pasando en Bogotá la tendremos los Gómez Martínez. Lo quisiera ver el día de las urnas, señor Silva, votando a favor de la revocatoria, en vez de buscar el agua río arriba. Si los bogotanos no reaccionamos a tiempo viviremos nuestro propio infierno. Recuerde usted, señor Silva, que los lugares más oscuros del infierno están reservados para aquellos que mantienen su neutralidad en tiempos de crisis moral.
Y para rematar el colmo de males que rodea a Bogotá, el Fondo de Vigilancia de la Policía adquirió 100 motocicletas eléctricas a razón de más de $ 49.000.000 cada una. Lo peor de todo es que sale el Comandante de Policía de los bogotanos a justificar esa compra cuando ya había sido rechazada. ¿Nos creen bobos o qué?
Puntilla. Si a Andrés Felipe Arias lo encarcelaron por un delito menor, ¿no cabría una investigación exhaustiva al Incoder y al Minagricultura por la compra de los terrenos baldíos por parte del Ingenio Riopaila S.A.? Pregunto no más. ¿Y de Gramalote qué?