El perdón
“La humildad debe ser el pilar del ser humano”
Resultó una agradable noticia la elección del Papa Francisco, que no fue una sorpresa teniendo en cuenta que la vez pasada durante la elección de Benedicto XVI, el cardenal Bergoglio ya había sido postulado. Ya comentaré sobre el contexto Católico.
Tal vez, el Papa Francisco le dará ese renovado aire que tanto se necesita en estos momentos en los cuales el mundo se encuentra en crisis. Crisis material, económica y espiritual. Las crisis no vienen solas y producen un sinfín de consecuencias. Son causadas por una acumulación de males, como dirían las señoras bogotanas del siglo pasado, que tarde o temprano estallan por donde menos se espera.
Después de un gran líder como lo fue el papa Juan Pablo II, siempre vienen transiciones hasta que surge un nuevo liderazgo. Por lo visto, hasta ahora, el Papa Francisco le dará ese renovado aire y ese liderazgo que necesita el mundo católico. Los votos de castidad y de pobreza. Su primera homilía: edificar, caminar, construir. La defensa a la creación, a la familia, a la libertad.
El Misterio de la pasión, muerte y resurrección de Jesús es la fiesta más importante del mundo católico. La segunda es la Natividad de Jesucristo. Dentro del proceso de preparación para la Semana Santa, en el concepto del perdón se encuentra a Jesús quien se ofrece a caminar por tres etapas para conseguir el perdón de Dios padre para nosotros: caminar en el desierto, subir a la montaña, ingresar al templo de rodillas y en silencio. De tal forma que, nuestros pecados serían redimidos en la persona de Jesús.
Para que exista ese perdón, la humildad debe ser el pilar del ser humano. Por esta razón, el Papa Francisco, nos dijo en su primera homilía que “Dios nunca se cansará de perdonar”. Lo que sucede es que por cuenta de nuestro egoísmo y arrogancia, no pedimos perdón. No nos inclinamos. No nos arrodillamos como gesto de humildad, de reconocimiento y de una disposición a enmendar.
La ausencia del perdón, aumenta las crisis. El perdón, llegará cuando reconozcamos nuestras faltas internas lo que generará el alivio interior. Solamente así llega la paz al ser humano. El mirar a los ojos sin temer es producto de la paz interior que refleja la tranquilidad y el brillo de nuestra alma gracias al perdón de Dios.
Puntilla: El problema del proceso de paz en La Habana es, precisamente, la falta de pedir perdón a la sociedad. De reconocer a las víctimas. De reconocer las faltas cometidas hasta hoy. En cambio, se les ve arrogancia, imposición, humillación. Así, no llegará la tan anhelada paz. Porque será una paz hacia afuera y no hacia adentro del ser.