RAFAEL DE BRIGARD, PBRO. | El Nuevo Siglo
Domingo, 16 de Marzo de 2014

Palabras sabias de médico

 

Finalmente  el médico salió de la unidad de cuidados intensivos y nos convocó a la familia y a mí para decirnos algo de la persona que él atendía pues había sufrido una crisis muy importante en horas de la tarde. Ya eran las nueve de la noche. Síntesis de sus palabras: la persona está muy grave, estamos haciendo todo lo que la ciencia médica puede y debe hacer, no puedo hablar de tiempos de vida o de muerte y lo que esté más allá de esta circunstancia depende únicamente de Dios.

Me dio mucho gusto escuchar de boca de este joven galeno su amable sinceridad sobre el estado del paciente, su confianza limitada en la ciencia que practica y su conciencia de que hay un Dios que está por encima de todo cálculo y fuerza humanos. La familia sintió que su pariente estaba en manos de un profesional idóneo, respetuoso y sencillo. Y yo sentí que estábamos en una perfecta alianza científico-espiritual para hacer lo mejor por una persona en situación de debilidad extrema.

La Biblia tiene entre sus temas preferidos el de la alianza y presenta fundamentalmente dos: la de Dios con Moisés en el Sinaí y la de Jesús con sus apóstoles en la última cena. Dejan ver estos pactos que ni Dios está lejos ni el hombre está solo, así como también el hecho de que el esfuerzo humano también cuenta ante el Creador. Pero revelan, sobre todo, que estas dos voluntades, haciéndose cooperantes, pero dando siempre la prioridad a la divina, producen las mejores de las situaciones y resultados y llenan de sentido incluso las vivencias más complejas de la existencia. Y revela esta realidad de alianza mucho del cómo es que Dios actúa sobre la humanidad: tomándola de la mano para caminar juntos y nunca oprimiéndola o anulando su acción natural y creativa. Pero es Dios quien indica el camino a recorrer en cada momento y para siempre.

Es equivocado plantear un tal tema como Dios o el hombre, la ciencia o la fe, la razón o la piedad. A los ojos del Evangelio se plantea radicalmente el tema del Dios encarnado, o sea, el Creador que acompaña a su criatura siempre. En la medida en que el hombre y la mujer permitan que Dios sea compañero de viaje podrán experimentar lo absurdo que es plantear esta relación como una disyuntiva. El médico y el sacerdote, una imagen que se me ocurre esperanzadora para cuando la vida se debilita.