RAFAEL DE BRIGARD, PBRO. | El Nuevo Siglo
Domingo, 19 de Enero de 2014

Fin de la luna de miel

“Iglesias cristianas comienzan a sentir exigencias de la sociedad”

 

Las  nuevas iglesias cristianas que han aparecido en el país en los últimos años  empiezan a sentir que su luna de miel con la sociedad y los medios de comunicación está llegando a su finalización. No quiere decir que no vayan a seguir creciendo, sino que su modo de actuar debe ser modificado en ciertos aspectos. Durante esta semana han salido a la palestra por sus duras palabras sobre los discapacitados. Pero también se han vuelto repetitivos los señalamientos a pastores por diversos motivos, lo mismo que se presentan quejas habituales por sus cultos más bien altos de volumen, etc. Si comenzar ha sido relativamente fácil para las nuevas comunidades cristianas, entre otras cosas por las deficiencias de la Iglesia Católica en Colombia, sostenerse con solidez y valores en el tiempo es cosa mucho más compleja.

La gente que va a la iglesia ha dejado de ser un grupo pasivo y ciegamente obediente. Ha crecido enormemente el sentido de participación y el conocimiento preciso de lo que le corresponde a la misión de sus pastores y sacerdotes, trazando límites a lo que la excede. Nuestra gente ya no traga entero y tampoco está muy propensa a esconder las fallas de sus líderes religiosos, sino que más bien se goza en publicarlos y exponerlos para escarnio público. De igual manera, en cualquier asamblea religiosa hay mucha gente con dolor, con resentimientos, con heridas en el cuerpo y en el alma que, además de exigir respeto y trato digno, dejará sentir su dolor en voz alta a la menor oportunidad. No se puede mantener eternamente a las personas en estado de éxtasis emocional y por tanto tarde o temprano llega el análisis y el razonamiento que descubre cuándo lo que parece de Dios no lo es tanto. Y la gente razona más de lo que algunos pueden creer y pensar.

El mundo de hoy es plural y las nuevas iglesias hacen parte de esa realidad. Ojalá sea siempre para bien y este tiene que ver con la fidelidad a Dios y el respeto absoluto por cada una de las personas.  Las nuevas iglesias también han de saber que pastorear es un trabajo nada fácil y menos en una sociedad donde las personas tienen tantos problemas y que por lo mismo curarlas no es fácil ni en el cuerpo ni en el alma. Los medios de comunicación y las redes sociales han empezado la labor de trituración de las nuevas iglesias. Oramos para que en esta pasión se saquen lecciones positivas.