Católicos a la calle
El arzobispo de Bogotá, cardenal Rubén Salazar Gómez, ha publicado hace un par de semanas un nuevo plan de pastoral y evangelización para la Arquidiócesis de Bogotá. Muy a tono con los tiempos que corren, el plan es el fruto de una consulta muy amplia entre laicos y con el clero, lo mismo que con la vida religiosa. El documento publicado es fruto de muchas horas de escucha y de largas jornadas de trabajo de los llamados pastoralistas. Y hay que tomarlo también en su esencia como un discurso orientado e inspirado fundamentalmente por el Espíritu Santo y no verlo solo como una feliz elaboración humana. La idea central: la Iglesia Católica en Bogotá, léase los católicos, más precisamente, todos los bautizados, deben asumir una nueva actitud que los lleve a volverse misioneros en la realidad urbana.
La llegada en los últimos años de predicadores de corte evangélico y pentecostal a la ciudad de Bogotá y su fácil consecución de adeptos, dejó a la Iglesia sorprendida un buen rato, turuleta por un largo período y quizá también medio acomplejada por momentos. Pero el susto ya ha ido pasando, entre otras cosas porque cada día vemos que tanta nueva belleza no era tan cierta. Ahora quisiera la Iglesia en Bogotá verse a sí misma con mayor ánimo de pisar la calle y entiéndase por calle todos aquellos ámbitos en los que usualmente no se ha anunciado la persona y la palabra de Jesucristo o se ha hecho con poco vigor. Por usar una imagen podríamos decir que hay que sacar la religión de los templos y ponerla a la vista en las ágoras urbanas, los parques, las plazas, los recintos académicos, los centros de recreación, etc.
Hay más recursos a la mano de los que se pudiera pensar. Bogotá católica ha venido preparando en los últimos años toda una multitud de catequistas, agentes de pastoral, estudiantes de ciencias sagradas y conserva una vigorosa vida de religiosos y religiosas, amén de un clero relativamente joven y enérgico en su pastoral. La mayoría de esta “tropa” apostólica estaba esperando el llamado claro para dejar atrás los cuarteles de invierno y emprender el anuncio en todos los lugares y ambientes donde le sea permitido evangelizar. A esta legión apostólica le podrán ayudar otros tantos católicos simplemente abriendo puertas para que el anuncio sea realizado. La calle, el nuevo lugar preferido de la religión católica.