Rafael de Brigard, Pbro. | El Nuevo Siglo
Domingo, 12 de Abril de 2015

CAPACIDAD DE ESCUCHAR, MÍNIMA

El Papa como ilusión

HASTA  donde me alcanza el entendimiento, la carta del Papa Francisco al Presidente de la Conferencia Episcopal, no dice que vendrá, sino que le gustaría poder visitarnos en uno de sus viajes por América Latina. Pero aquí ya lo dan por un hecho porque vivimos de ilusiones. Y la peor de las ilusiones, como ya se siente en el ambiente, es que la sola presencia del Pontífice arreglará por arte de magia nuestra incapacidad de convivir en paz. Es la misma ilusión que a veces se percibe en el seno de la Iglesia, y ni qué decir en los que miran a la Iglesia desde afuera: ¡con este Papa todo va a cambiar! Este Papa, seguro que piensan algunos, va a botar todo por la borda, incluyendo a Jesucristo y su Palabra, y comenzará a regirnos la ley de las conveniencias y las posturas acomodaticias para que no haya en la vida ninguna cosa difícil. ¡Ojalá todo fuera tan fácil!

La ilusión de que de nuevo un Papa visite al país habría que ponerla no en la persona deslumbrante del Obispo de Roma, sino en la capacidad que tengamos de escuchar su enseñanza y ponerla en práctica. Por lo mismo es una posibilidad sobre la cual no hay que hacerse demasiadas ilusiones, por desgracia. La capacidad de la sociedad colombiana, en todos sus estamentos, para escuchar es mínima. Casi nadie quiere aprender de cosas trascendentes, de cambios profundos, de formas nuevas de plantear la vida humana y las relaciones internas de la sociedad. La máxima ilusión de muchos compatriotas es sacarse una foto con el personaje de turno que nos visite y poco nada más.

Me declaro escéptico de estos grandes acontecimientos, que además suelen ser manejados a su antojo por los medios masivos de comunicación, que tampoco quieren escuchar sino solo subir clientela para vender publicidad. Pero de pronto se podría ensayar algo para que la visita fuera más que una ilusión. Por ejemplo, foros en los que se comiencen a divulgar y a discutir las propuestas que el Pontífice quisiera exponer a la nación colombiana. Y en esto la Iglesia debería tomar la iniciativa y el mando del tema para que no le quiten hasta a su Papa y alguien termine diciendo que lo trajeron las Farc, con permiso del Gobierno, o al contrario.  Así es nuestro país, borrachera de ilusiones y manipulación de todo.