Lujo y pobreza
En el país se advierten signos indicativos de ascenso del número de personas y familias en el escalafón de ingresos. Esto se hace evidente en los consumos. Cada vez se nota mayor capacidad de gasto. Tanto en la clase media como en la obrera. De ahí el auge de las grandes superficies comerciales en todas las ciudades grandes, medianas y pequeñas de Colombia, aun en las poblaciones, que cuentan con grandes centros de comercio. Esto es bueno porque refleja progreso.
Y no solo crece el gasto de la gente en todos los elementos de uso general y de primera necesidad. Alimentos, vestuario, electrodomésticos. Se ha perdido el miedo a endeudarse. Millones cuentan con tarjetas de crédito y débito. Esto hace que el comercio se mueva de manera permanente. Cuando se va a comprar con dinero plástico, pareciera que no asustan las cuentas, como con efectivo que se trata casi de magnificar el gasto si se cuentan muchos billetes. Es la razón para que el crédito estimule el crecimiento de las ventas que beneficia al comercio y a la industria.
Sorprende además ahora el incremento de capacidad económica de muchas personas en el país para adquirir artículos de lujo. En estadística del año pasado las cifras relativas a compras de toda clase de accesorios, joyas, vehículos, ropa y multitud de objetos de alto costo se revela un aumento de más del 18 por ciento con respecto al año inmediatamente anterior.
Así que hay una clase emergente con elevados ingresos que le permiten comprar todo lo de marcas exclusivas. Aquí, seguramente ahora ha crecido este segmento de población con recursos económicos para el lujo. Es un signo de mejora en la economía. No obstante los contrastes entre la opulencia y la pobreza son dramáticos. En todas las urbes colombianas hay comunidades que viven en absoluta pobreza, sin ingresos para las elementales necesidades de supervivencia. Hay que recalcar que en zonas del mundo que afrontaron grave crisis financiera, como en Europa, España, Grecia, Portugal, donde el desempleo llevó a familias a la inopia, también se dieron los contrastes entre la riqueza y la carencia de casi todo. En esos países, la crisis no afectó las industrias de artículos de lujo, que tuvieron en esa dura etapa ventas similares a las de tiempos normales.