Protección y desigualdad | El Nuevo Siglo
Martes, 18 de Agosto de 2020

El desafío actual de la humanidad es lograr la protección generalizada de la población frente al Covid-19 en el menor tiempo posible. El desarrollo de la vacuna y su aplicación a todos es la alegoría del propósito común en este tiempo. Sin embargo, más allá de qué tan rápido se logre y qué tan eficaz sea, ya se comienza a intuir que una vez aprobada, su generalización tendrá no pocas dificultades.

La ciencia como motor del progreso caracterizó el Siglo XX. El gran acuerdo para la reconstrucción después de la segunda guerra mundial le imprimió al Estado en occidente el propósito del bienestar. Esta alianza inicial entre Estado y ciencia, entre política y conocimiento, consiguió emblemáticos avances en protección generalizada a través de la transformación de los hábitos de higiene y el urbanismo en las ciudades, o el desarrollo de vacunas para la viruela, el sarampión y la poliomielitis; así como el perfeccionamiento de los antibióticos.

Pero, el mundo cambió y este papel protagónico del Estado ha sido paulatinamente reestructurado. La economía de mercado incentivó una rivalidad por los recursos, afectando la calidad y transparencia del fundamental diálogo entre ciencia y política, y pese al crecimiento aumentaron las desigualdades. Hoy, Estado y sociedad enfrentan de nuevo el desafío de responder por la protección generalizada.  

Durante estos largos meses de confinamiento, el Covid-19 ha sacado a flote en todo el mundo las desigualdades y sus impactos más crudos. Colombia es uno de los países más desiguales, Gini 50,5/19 (BM), lo que afecta el acceso a medios de protección como salud y bienestar. El Covid-19 es altamente contagioso y las desigualdades aumentan el riesgo de exposición, contagio y mortalidad. La tasa de muertes por cien mil habitantes 29.19 (JHCHS) es alta, y como parece todavía no llegamos al pico.

En debate en la Cámara de Representantes sobre las acciones para que el país tenga acceso a la vacuna, el Ministro de Salud expuso una estrategia ligada al programa Covax y a la negociación directa con productores. Anunciando priorización de población para su aplicación inicial, es decir no a todos. Posteriormente el Presidente de la República dejó entrever que podría ser gratuita.

Más allá de las preguntas sobre los recursos, al final queda la sensación que para el Gobierno se trata sólo de negociaciones para comprar un bien de altísima prioridad y demanda global, como en efecto lo es. Pero no se dice nada sobre el papel que la ciencia en Colombia tiene o pude cumplir en esta fase estratégica de desarrollo y negociación de la vacuna. Además, ante sus inherentes riesgos, aumentados por las presiones políticas en que se está desarrollando por distintas alianzas. Escenario en el que todavía no es claro cómo nos ubicamos.

Durante la crisis de la pandemia la interacción entre Gobierno y ciencia ha sido poca e intermitente; en otros países ha tenido un papel más institucional y esencial. Y queda de nuevo el reto que para mejorar en protección y desigualdad también es necesario transformar la relación entre política y ciencia. @Fer_GuzmanR