El préstamo de dinero, fuera de márgenes de legalidad, se disparó ya como apetitoso bocado para los de arriba y los de abajo.
Asoma en la canasta del picnic electoral, al que se preparan candidatos a Presidencia y células legislativas, en medio de restricción crediticia y cinturón apretado para navidad de ciudadanos del común.
Se ofrece de forma atrayente, en ambos niveles sociales, así las expectativas sean diferentes en cada estrato económico.
En mercados populares de ciudades y poblaciones, aparece desde el conocido gota-gota, al que recurren hace muchos años, comerciantes y empleados, junto al préstamo tradicional de expertos de oficio.
Este rebusque contrarrestado, por intensa oferta de crédito en bancos y cooperativas, demuestra que el usuario común, le teme a las tasas de interés y al trámite financiero, por poca que sea la suma solicitada.
Por arriba, entre quienes están al pie de actividad politiquera, confirman el sigiloso ingreso de prestamistas -cuello blanco-, quienes se infiltran en cercanía a candidatos a Congreso, asambleas y concejos.
Al igual que en elegante recepción, está la carta de sabores con préstamos al alcance del apetito de quien lo adquiera.
Es fórmula similar a alta culinaria, con la oferta que incluye -pignorancia por reposición,- tradicional y tentadora receta criolla en negocios.
Así se ofrece y se maneja dinero a crédito, con el mismo cuidado con que se mezclan los componentes gastronómicos.
La avalancha de informaciones sobre los carteles internacionales de corrupción en el país y el exterior, como el interminable -Odebrecht- ha sido modelo, para copiar a la colombiana, el recetario sin escándalo, ni oropeles.
Se diría que un experto chef, sugiere relanzar cazuela de entresijos a tajadas, excelente emplatado de cocina carioca, tan mencionada por esta época en investigaciones de la Fiscalía de la Nación. Las porciones alcanzan para muchos.
La receta copiada, puede ser atractiva, probada y aprobada por parlamentarios, aspirantes y duchos; de pronto, por no pocos candidatos presidenciales, ahora haciendo la cola conocida.
Al pasar de ficción a realidad, hay quienes afirman que los contactos de capitalistas de todos estilos, con aspirantes de todas las tallas, sí se han efectuado, tras bambalinas residenciales.
Pese a escándalos por corrupción y, a controles de Reforma Política, prestamistas y políticos, se han encontrado en absoluta privacidad, como enseña el manual Odebrecht.
Elegidos pagarán sus deudas con dinero, puestos de importancia y empleo a familiares. Si incumplen se “zapearán”, al estilo actual entre implicados.
No podían faltar los prestamistas. La clientela les sobra.