ECOS A UNA ENCUESTA
Paz & imagen presidencial
“La primera condiciona a la segunda y está bien que ello sea así”
El proceso de paz y la imagen presidencial están unidos por una especie de cordón umbilical. El primero condiciona a la segunda y está bien que ello sea así, no sólo porque se evidencia que el triunfo de la reelección fue, en realidad, un mandato para acabar la guerra a través de una salida negociada, sino porque teniendo que ser refrendado en las urnas cualquier pacto con las guerrillas, las calificaciones previas a la marcha de la negociación y al papel del Jefe de Estado como líder y responsable exclusivo de la misma, permiten avizorar cuál podría ser la suerte del acuerdo a la hora de los votos.
En otras palabras, la percepción de la ciudadanía sobre la marcha del proceso y la gestión del Primer Mandatario se convierten en un termómetro que permite enfatizar los puntos de mayor apoyo así como corregir aquellos en donde hay mayor prevención y oposición de la opinión pública.
En ese orden de ideas, son varias las conclusiones que se pueden sacar de la encuesta revelada esta semana por Caracol radio y Red+Noticias, según la cual la imagen favorable del presidente Santos ha venido evolucionando en los últimos cuatro meses. Mientras que en octubre se ubicaba en 45%, bajó a 43% en diciembre y subió a 47% en enero.
No deja de llamar la atención que en ese mismo lapso el proceso de paz con las Farc tuvo altibajos, referidos principalmente al secuestro del general Alzate en noviembre, su liberación en diciembre y la posterior declaratoria de la guerrilla de un cese el fuego y de hostilidades unilateral e indefinido, que cumplió en la tercera semana de enero su primer mes, sin que se reporte que la subversión haya incumplido su tregua.
De forma paralela la encuesta en mención, realizada por la firma Polimétrica, también mostró que el apoyo de la ciudadanía al proceso de paz viene en aumento. Un 47 por ciento de los consultados consideró que la negociación llegará a un final positivo, porcentaje superior al 39 por ciento marcado frente al mismo interrogante en octubre y diciembre. En cuanto a la medición inversa, es decir, quienes no creen en que el proceso vaya a terminar bien, la encuesta indicó que hoy sólo el 44 por ciento piensa así, mientras que en diciembre ese porcentaje era de 57 por ciento, más alto que el 52 por ciento marcado en octubre.
Como ya se dijo, en el lapso en mención la negociación con las Farc sufrió una de las crisis más graves tras dos años de tratativas en Cuba, pero logró superarla a tal punto que dio lugar a una sorpresiva e histórica tregua unilateral de la guerrilla, que fue respondida por el presidente Santos con la orden para que se empezaran a analizar en la Mesa las bases para un cese el fuego y de hostilidades bilateral y definitivo.
Analizada la imbricación de ese cruce de circunstancias con la evolución de los porcentajes de apoyo al proceso de paz y la imagen presidencial, se constata, como se dijo al comienzo, que ambos escenarios están atados y que difícilmente el uno subirá sustancialmente mientras el otro caiga de forma pronunciada.
Está claro, pues, que la ciudadanía sí entiende que el Gobierno está jugándose el todo por el todo en llevar a buen puerto el proceso de paz. Y en esa empresa, un porcentaje mayoritario de la opinión pública lo acompaña y respalda, sin que ello implique, eso también queda claro, que haya disminuido de manera contundente el nivel de desconfianza frente a la guerrilla y sus maniobras dilatorias.
Lo paradójico de toda esta situación es que se obliga a la oposición a refilar muy bien sus argumentos, no sólo porque es evidente que el proceso de paz y el liderazgo presidencial del mismo mantienen potables niveles de respaldo público, sino porque apostar ciegamente a que se rompa la negociación y arrastre consigo la gestión del Jefe de Estado, tendrá como principal víctima a todo el país, ya sean uribistas, santistas o independientes.