IN MEMORIAM
Al servicio de la “Maestra de la vida”
“La destacada labor del sacerdote Guillermo Agudelo”
La grandeza da una labor se mide por la importancia de su objetivo. Superficialidad, vacío, inutilidad, se dan en empeños de mínimo valor, impregnados de egoísmo o de intenciones de bajo sentido. En causas grandes y nobles, con desinterés y espíritu generoso, todo empeño se reviste de especial dignidad y mérito. Dedicar tiempo y desvelos, con denodado cariño, a servir a la “Maestra de la vida”, como se ha definido tan apropiadamente a la historia, es labor de invaluable servicio a los humanos.
Esa fue la tarea que cumplió en buena parte de su vida el sacerdote Guillermo Agudelo Giraldo, nacido en Bolívar (Ant) el 10-06-32 y quien pasó a recibir la recompensa celeste el 15-12-15, lo único de suficiente valor para quien a imitación del propio Maestro divino “pasó por el mundo haciendo el bien”(Hech. 10,38) En Bogotá adelantó su amplia labor pastoral desde su Ordenación Sacerdotal el (17 -02 -58), en donde entregó, luego, su vida, llena de méritos al Creador. Fueron sus padres Antonio Agudelo y Carlina Giraldo, y hermanos Blanca Inés, María Nelly y Gustavo Alonso, ilustre jesuita.
Varias parroquias le fueron encomendadas al Padre Guillermo, destacándose su admirable labor en la de San Ignacio de Loyola (1961-79) y Cristo Rey (1979-98), en donde impulso esas feligresías y dio la mano a centenares de niños y jóvenes para sus estudios, desplegó amplia labor social a favor de personas y familias pobres. Por sus méritos se le concedió, por el Papa, ser Protonotario Apostólico.
Hermanado con esas proyecciones sociales estuvo su cultivo intelectual, con cátedras docentes y más de 20 publicaciones sobre diversos temas. Se destaca su amplia obra sobre “Los Arzobispos de Bogotá”, con múltiples datos de interés para esta ciudad, y para todo Colombia, pues de ellos ha irradiado sobre nuestro país la luz de la verdad evangélica, y se han dado tantos testimonios de servicio espiritual, intelectual y social. Difundir estas verdades es trascendental labor para fiel recuerdo y estímulo a las presentes y futuras generaciones, y, también, como precisión necesaria ante las voces de crítica y condena, más que injusta, a la Iglesia, o ante indiferencia o negatividad en esos campos, impulsados tan benéficamente desde su primer Arzobispo.
Poner en alto la verdad de esos manifiestos servicios a la Patria, desde la Iglesia, fue tarea permanente de Mons. Agudelo, perpetuado con la Fundación (25-02-00) de la Academia de Historia Eclesiástica de Bogotá, que, como el mayor homenaje a su Fundador seguirá en su diario desempeño, procurando que la historia en nuestros lares siga siendo ejemplar. “Verdad y vida”, Revista fundada en 1974 y dirigida por Mons. Guillermo, ha sido y seguirá siendo, también, faro de luz en la que se difundan verdades iluminadoras y testimonios que hablan de cómo servir positivamente a la humanidad.
Indeleble recuerdo quedará en Colombia del impulso que dio Mons. Agudelo a la Campaña del Óbolo de San Pedro, cuya dirección asumió en 1988, y que hizo crecer enormemente. Supo el Prelado poner de manifiesto que esa colecta se destina a tantas ayudas que para diversos puntos del mundo envía, luego, el Santo Padre, para tender la mano a tantas personas desprotegidas y víctimas de destructoras catástrofes. Es sumamente significativo el gesto de filial afecto al Santo Padre, expresado en generosas ofrendas puestas en sus manos en la fiesta de S. Pedro, y saber que se está dando oportuna ayuda a quienes agradece el mismo Jesús, como hecha a El mismo “en esos hermanos míos más pequeños” pues “a mí me lo hicisteis”. (Mt. 25,40)
Qué satisfactorio escribir con la propia vida, y con sus actividades nuevos capítulos, en esa “Maestra de vida”, historia de Bogotá y de Colombia, ejemplo para el mundo.
*Obispo Emérito de Garzón