EL señor alcalde Peñalosa nos ha sorprendido a los suscriptores de El Tiempo, con una información que llegó con uno de los ejemplares de suscripción de la semana pasada; con una información contenida en unos panfletos bien elaborados y de buen diseño, en los cuales anuncia las obras de carácter urbanístico que propone en muchos barrios de la ciudad. Hay que reconocer que se trata de una información valiosa, aunque no satisfactoria por el momento en que la anuncia, pues no deja de ser una colección de obras que pretende realizar pero es tan angustiosa la oportunidad, que se puede entender como unas recomendaciones para el próximo alcalde sobre las obras que considera oportuno realizar.
En lo que se refiera a Usaquén, que es el territorio de muchos ciudadanos, las fotografías o montajes que se presenta, de cómo quedaría la población, una vez ejecutadas las obras propuestas, no parece que tenga relación alguna con lo actualmente existente. Es difícil definir qué es lo que se pretende hacer; mejor dicho, si es una propuesta, está trabajosamente concebida porque no se puede establecer qué es lo que se pretende elaborar.
Usaquén es una población que tiene bastante que ver con la historia de Colombia. Así como era un poblado indígena antes de la llegada de los españoles, se convirtió en una población importante en 1.532 cuando los conquistadores resolvieron crear un municipio de no poca importancia en la vida nacional. Lo que no se debe pretender al querer modernizarla, es tratar de no perder de vista el ancestro histórico que data de épocas anteriores a la llegada de los españoles a estas tierras.
Las modificaciones que se proponen, aunque no quedaron fielmente reconocidas en el panfleto repartido, no puede dejar de lado el ancestro de Usaquén no solamente de la época en la cual éramos súbditos de la corona española, sino la contribución que tuvo en todo el proceso de la independencia, pero además y quizás más importante, su participación en la historia nacional desde su fundación hasta nuestros días. Algo de eso debe quedar en el camino de la revitalización de Usaquén y también en la de otras zonas de Bogotá.
Lo que sí hemos advertido es que nada de lo que se propone puede ser ejecutado en lo que le falta a Peñalosa para concluir su mandato, pero aunque así fuera, por lo menos en lo que a Usaquén se refiere, no es mucho lo que se puede advertir como digno de encomio en lo propuesto, la venia que se debe hacer a la historia está ausente en el proyecto de remodelación. Usaquén no es una población nacida ayer, aunque recientemente fue incorporada como territorio de Bogotá. Sus raíces tienen que ver con la historia de nuestros antepasados indígenas los chibchas que datan de antes del descubrimiento de América. Las recomendaciones para el nuevo mandatario de la ciudad que elegiremos el próximo 27 de octubre son un puñado de buenos deseos que adolecen de observaciones mencionadas.