Que los afanes del momento nublen la claridad y el ingenio de las gentes es comprensible; sin embargo, ni la más grande calamidad o la más profunda atmósfera social de desasosiego y desesperanza pueden apagar la tea de los políticos y líderes comunitarios que ha de iluminar el camino de la esperanza.
La nación se ha quedado sin políticos pensadores. No digo que los políticos no piensen, pues ese sería un juicio injusto y carente de razón. Lo que digo es que poco se encuentra en el escenario público políticos pensadores con la creatividad y conocimiento suficiente para innovar; para proponer salidas a los problemas estructurales que nos aquejan; para arrojarse a visionar un país cada vez más cómodo para sus habitantes. En definitiva, líderes que piensen en el futuro en función de la solución de los estructurales problemas del presente; que avizoren un Estado funcional.
Por eso es que con tanto entusiasmo se prenden lucecillas de optimismo como cuando aparecen en las principales librerías del país obras como las que publica el Proyecto Visión Colombia 2022 y la editorial Ariel denominada “Pensando en Colombia. Letras y esperanza para el país que soñamos”.
Al alcance de todos, a precios asequibles y en una relación costo-beneficio extraordinariamente superavitario para el intelecto humano, se puede conseguir esta publicación que contiene los mejores artículos de los mejores columnistas del año 2020.
Y, por primera vez, lo hace de la mano de 23 columnistas jóvenes, anónimos aún, de distintas regiones del país que tuvieron el enorme privilegio de postular sus plumas al lado de las más afamadas y reconocidas.
Que se sepa, nunca antes se había realizado un ejercicio similar: que los mejores columnistas aparezcan, “de tú a tú”, con jóvenes promesas de las letras y las artes de gobernar, es cosa singular. Pero que, además, lo hagan en tiempos en donde los jóvenes demandan espacios de reconocimiento y protagonismo, constituye un transformador y propositivo aporte a la constricción de paz y armonía social.
Estos jóvenes dejaron el anonimato de la capucha, el desprestigio de la piedra y la mediocridad de la arenga para reemplazarlo por el coraje que implica ver publicadas sus ideas, por el valor de la pluma y por la profundidad de sus ideas, razonadas y trabajadas.
Este libro constituye, así, un hito en el mundo editorial no solamente por lo que se dice, sino por quienes lo dicen, en el momento, en el espacio y bajo los modales democráticos que lo dicen.
@rpombocajiao