Llegó el turno de Ricardo Peñaranda en el análisis de ¿Cómo Mejorar a Colombia? 25 ideas para reparar el futuro (Universidad Nacional de Colombia, sede Bogotá, Ariel) por Mauricio García Villegas (editor): expone “De la memoria a la Historia. Colombia en Busca de una Nueva Representación de su Pasado”. La historia es un aspecto de interés personal iniciado con la segunda guerra mundial y hoy le cede a la economía. Se lee, en el momento, el primer volumen de Reportaje de la Historia (Editorial Planeta, Barcelona, 1967) y se han examinado “La peste de Atenas” por Tucídides; “La retirada de los diez mil” de Jenofonte; “Muerte de Sócrates” por Platón; “Cerco de Numancia” de Polibio; “Conspiración de Catilina” de Cayo Salustio Crispo y “Campaña contra Vercingétorix” por Julio César.
Nunca se estudió historia, en sentido académico, al considerar que las perspectivas de progreso profesional y material eran pocas y se entiende que la situación ha mejorado. Peñaranda indica desde el principio: “La relación de los colombianos con su pasado reciente es conflictiva” y “Los colombianos tienen en general vergüenza por su pasado”. El análisis ha sido limitado al considerar personajes y hechos, de modo escueto, y faltar el ángulo global agregando lo psicológico, antropológico, sociológico, político, social, económico y ambiental y lo vergonzoso reside en el abandono de la enseñanza de la historia, a nivel escolar, durante la presidencia de César Gaviria, no haberse emprendido y conseguido un mayor nivel de progreso económico y social y el papel institucional de los rumores falsos y chismes.
El desacierto del régimen de Gaviria se corrigió en 2017, conviene conocer cómo ha evolucionado y Peñaranda formula seis recomendaciones: 1) eliminar lugares comunes, 2) utilizar bases cuantitativas, 3) reconocer la existencia de las víctimas, 4) considerar el impacto regional del conflicto armado, 5) identificar los orígenes del mismo y 6) examinar la resistencia civil frente al conflicto. Lo relativo a las víctimas se ha reconocido, es un progreso evidente y falta mantener su relieve. Hace falta conocer un planteamiento ético del conflicto interno armado, según las Farc.
Ahora el aporte de “Imaginación y Memoria” de Juan Gabriel Vásquez. Le preocupa la consecución del complemento de la paz: “no hay, no puede haber reconciliación genuina, sin un esfuerzo común por saber… qué nos ha pasado en estos últimos cincuenta años”, previo “un debate civil entre las distintas versiones de nuestro pasado común”. Se quiere llegar a una versión de nuestro pasado…con la que todos los ciudadanos podamos sentirnos identificados” y la vía es la novela que envuelve ficción, imaginación y memoria.