La pena de muerte es una solución fatal, instaurarla en un país como Colombia que por Constitución, articulo 11, lo prohíbe. Además somos un país de mayoría cristiana y nuestras creencias están muy arraigadas en el sentimiento popular. Yo personalmente como católico y por mis principios éticos y morales, rechazo la pena de muerte como solución fatal. Cuando digo fatal, me refiero a ese concepto de causa-efecto, porque el fatalismo determina que lo que uno haga sea para bien o para mal su consecuencia es inevitable.
Dar muerte a otro por mano humana es un crimen, entonces aquel que mata por sevicia, venganza, odio, pasiones, por robar o por sembrar terrorismo, según el Antiguo Testamento debe pagar sus culpas. Igual aquel que mata en nombre de la ley. Pero el cristianismo da abolición total a la pena de muerte. Entonces, matar al que mató no es correcto, así las leyes de ese país lo permitan. En la actualidad existen aun 38 países que aplican la pena de muerte, dentro de ellos Estados Unidos, China, Japón, India y muchos no lo saben pero Guatemala, Brasil y Chile también consideran la posibilidad legal de aplicarla según sus constituciones, aunque hace mucho tiempo que no lo aplican.
Colombia abolió la pena de muerte en 1910, sin embargo muchas voces le piden al Congreso que se vuelva a instaurar. A veces uno con rabia y dolor piensa que sería lo mas adecuado cuando resultan esos crimines atroces como el pasado atentado en el Centro Comercial Andino, lo del Club El Nogal, Bojayá, asesinatos como el de la niña Samboní y tantos que a diario se registran en nuestro país.
Pero apelando a nuestros principios y por sentido común, creo que el remedio sería peor que la enfermedad. Imaginémonos cuantos ejecutados tendríamos en manos de nuestra justicia, donde jueces de penas y garantías se equivocan frecuentemente, donde la justicia se vende o se ideologiza. Que tal pena de muerte con presidentes del tipo Chávez o Maduro. Dios nos libre de personajes de esos, de los cuales no estamos exentos, tiranuelos de extrema derecha o izquierda que algún día puedan alcanzar el poder por corrupción, demagogia o de facto, ya que esas personalidades por sostenerse son capaces de instaurar y aplicar la pena de muerte.
La pena de muerte podrá disminuir el crimen pero no acabarlo, aparte de ser inmoral es retardataria, crearía un clima desfavorable al crecimiento cultural del país, podrían darse más injusticias que resultados efectivos. Definitivamente la cadena perpetua quizás sea mejor medida aunque costosa para el Estado, podría resultar mas efectiva, pero para imponer algo así, hay que hacer un profundo examen en nuestra justicia para una correcta aplicación.