Paz desde adentro | El Nuevo Siglo
Sábado, 4 de Noviembre de 2023

Por estos días en que los conflictos armados se recrudecen, el número de víctimas se incrementa y quienes se lucran de la guerra aumentan sus ganancias, me pregunto qué puedo hacer. La respuesta es clara: trabajar de adentro hacia afuera.

Por supuesto que las guerras nos generan diferentes emociones.  Nuestra opción es tramitarlas, integrarlas y trascenderlas, porque de seguir al vaivén de ellas seguiremos alimentando el conflicto.  Creo que la mejor manera que tenemos para contribuir a que la humanidad esté un poco mejor es desde nuestra paz interior: si todos dedicásemos parte del tiempo y la consciencia a estar en armonía con la vida tal como es, podríamos convivir mejor. Ah, pero se nos atraviesa el ego, ese yo temporal que podría ser un maestro si nos aventurásemos a descubrir sus dinámicas y a reconocer que somos mucho más que las máscaras con las que la personalidad juega todos los días.

Son los egos los que nos enredan la vida: por eso nos cuesta más trabajo ver la viga en nuestro ojo que la paja en el ajeno. ¿Y si empezamos desde adentro? Me parecen pertinentes algunas preguntas, que nos pueden permitir observar lo que tenemos pendiente. ¿Sentimos envidia por alguien? ¿Queremos perfeccionar la vida ajena? ¿Nos comparamos con los demás por arriba? ¿Lo hacemos por abajo? ¿Sacrificamos nuestra vida por los demás, olvidando la propia? ¿Vivimos paralizados por el miedo? ¿Nos aislamos y vivimos en una burbuja? ¿Nadamos en la melancolía y la añoranza del pasado? ¿Queremos vengarnos por todos los agravios recibidos? ¿Necesitamos ser necesitados?

Esas manifestaciones de nuestros egos nos impiden vivir en paz y son combustible para los conflictos de afuera.  En la medida en que integremos nuestros egos contribuiremos a la paz en nuestras parejas, familias, comunidades y naciones. ¿Quiere decir esto que solamente hasta tener totalmente integrados nuestros egos podemos hacer algo por la paz mundial? No. Podemos hacer otras cosas aquí y ahora: decidir no engancharnos con esos conflictos, no por ser insensibles, sino por ser conscientes; activar en nosotros en este momento la consciencia de no darle más energía a las guerras desde nuestra propia energía.

Sabemos que todos estamos interconectados, comprendemos que cuando una parte del todo se transforma es la completitud del todo la que se modifica.

La invitación es a que pongamos ese conocimiento en acción y hagamos nuestra parte. Podemos hacer tonglen por los conflictos, la práctica de dar y tomar, de sentir compasión por todo el sufrimiento y transmutarlo en nosotros mismos: inhalamos conflicto y exhalamos amor. ¡Esto es poderoso! Así, nuestra solidaridad es activa, sin alimentar el conflicto y con una contribución amorosa, sin apasionamientos egoicos. Esta es la paz desde adentro. Hagámosla posible.

enyoi.com.co