Con plebiscito te tragas
HAN dicho varias veces que por la paz bien vale tragarse unos sapos. Hay al menos dos mentiras en la modesta frase. El primero, que la paz va a surgir de esta negociación. Esa mentira la dicen, pero no la sostienen. Ante los medios, en el discurso frívolo, anuncian que la paz ya llega, que está aquí, que basta la firma y que por lo tanto el enemigo es el CD que se atreve a criticar lo pactado. En escenarios que les merecen más respeto –en el exterior todos, por supuesto- dicen que este es el primer paso y que la paz depende enteramente del postconflicto. Sugieren –sin ruborizarse- que después de la firma se acabará la violencia de origen político y por lo tanto será fácil derrotar la delincuencia común (ignoran lo que vive El Salvador atormentado por las Maras que han generado más violencia que las guerrillas); que el país crecerá y por lo tanto tendrá la capacidad de satisfacer las necesidades básicas de los ciudadanos; y que el inoperante Estado sin el ataque político de las Farc recobrará credibilidad y de alguna manera –no se sabe cual- será definitivamente legítimo.
La segunda mentira es que son sapos que podemos tragarnos; lo pactado es una rana dardo dorado. Se ve bonita (la paz), pequeña (sólo 5 puntos), inofensiva (que no afecta el modelo económico); y sin embargo la ranita colombiana es el animal vertebrado más venenoso del mundo.
Terroristas responsables de crímenes de lesa humanidad para mejorar nuestra ya decadente clase política. Medios de comunicación en manos de los fanáticos y terroristas. Colectivización de la propiedad rural para dominar a los pobladores, que sin derechos de propiedad quedan a merced de los dirigentes. Garantías para la oposición pactadas entre el presidente que la trata de fascista y terroristas que tratan de asesinarla. Nos embarcan en la política del premio al crimen, y el triunfo de la violencia como puerta a la política. El resultado será que los niños colombianos preferirán ser Timochenko.
Sin lugar a dudas lo más grave es la nueva justicia. Los jueces de las Farc y el Gobierno juzgarán terroristas, miembros de las fuerzas armadas y ciudadanos. Eso no le da garantías sino a las Farc, y es una clara amenaza a militares y uribistas. Es bien sabido que este gobierno mantiene el apoyo de las FF.AA manipulando las investigaciones de la Fiscalía; si critican les abren investigación. No soluciona las injusticias que sufren los militares para obligarlos a apoyar la impunidad de las Farc, condicionan lo uno a lo otro.
Si, el tribunal de “paz” será ocasión para que las Farc tengan un mecanismo de venganza y disuasor de críticos. Quien critique será judicializado con falsas pruebas y testigos, al mejor estilo de las purgas de Stalin: o confiesa ser delincuente –y todos somos iguales- o se paga cárcel.
Todo está amañado, el NO es imposible, y el SÍ será la caída por un abismo. Se le vienen a Colombia los años más duros de su historia reciente, habrá más violencia, menos libertades, menos democracia. ¡Ciudadanos, a resistir!