Paloma Valencia | El Nuevo Siglo
Jueves, 3 de Diciembre de 2015

REFRENDACIÓN DE LA PAZ

No nos someterán

“Plebiscito engañoso para simular una decisión democrática”

 

La única razón por la que el Gobierno debe hacer la refrendación es porque medio país -que votó por CD en elecciones presidenciales- mantiene críticas sobre el proceso y resistencia a muchas concesiones. La cuestión es lo que puede hacer el gobierno y el terrorismo de las Farc con un papel que compromete a medio país, cuando la otra mitad no está de acuerdo y por lo tanto no está obligada en ese convenio.

 

La refrendación es el mecanismo para que haya una decisión democrática mayoritaria que obligue a la minoría. Estaría bien si el mecanismo fuera limpio y diera garantías. Si los colombianos pudiéramos discutir y fijar los límites y alcances de ese acuerdo. Quienes somos demócratas aceptaríamos la expresión del pueblo soberano. Lo que el pueblo colombiano decidiera debería ser acatado por todos, incluso las Farc y el Gobierno.

 

La manera como el gobierno ajusta las leyes para este solo proceso electoral crea ya suspicacias. Están amañando las reglas, no para buscar la expresión fidedigna de la voluntad ciudadana, sino para garantizar el triunfo del Gobierno y la manera de obligar hacia el futuro a quienes hemos hecho criticas al proceso.

 

Un umbral positivo de escasos 4,4 millones de votos (13% de 33 millones del censo electoral) es una visible treta. La pregunta también será tramposa, algo como si aceptamos los acuerdos para la terminación del conflicto y la construcción de la paz estable y duradera, con sólo dos respuestas posibles: si o no. La insistencia en tómelo o déjelo es un abuso, pues el CD tendría que abandonar la postura crítica y constructiva que ha mantenido; no podremos aceptar la amnistía al guerrillero raso y exigir la cárcel para los responsables de crímenes de lesa humanidad. Tendremos que ser radicales, rechazar todo, y el Gobierno logrará -como lo ha pretendido- graduarnos de enemigos de la paz. Los colombianos no quieren impunidad ni representación política de los genocidas; pero el gobierno ha sido hábil al establecer el dilema paz y guerra que encarna el sí y no.

 

El CD rechaza el plebiscito; aún no ha definido si votará no o se abstendrá. Si abstenemos, el santísimo refrendará; los mismos que ya votaron por Santos alcanzaran el umbral. La abstención, en mi opinión, le garantiza la libertad al CD; no estaremos obligados por esta negociación. Si quieren refrendación exijamos garantías básicas como el respeto a las normas existentes y la verdadera capacidad de decisión para los colombianos. De lo contrario, desde ya, enfrentémonos como facción del país que no está dispuesta a pagar el precio de impunidad y representación política que las FARC cobra para dejar de asesinarnos. No lo aceptamos y no nos obligaran con un plebiscito engañoso para simular una decisión democrática.

 

Aún con esfuerzos ingentes, el mecanismo ha sido diseñado para hacer imposible el triunfo de los disidentes. Si participamos en un evento ya viciado por trampas seremos derrotados, y nos enrostrarán una falso fallo democrático. Oblíguenos como quieren hacerlo, como la dictadura que son, sin cubrirse con falsas decisiones democráticas.