Orlando Cano Vallejo | El Nuevo Siglo
Jueves, 5 de Mayo de 2016

MIRADOR

Un lujo

 

EN este preciso instante hay una mujer valiente o un hombre con fe o desesperanza, buscando un empleo. Alguien en este momento anda en procura de un trabajo que le signifique sustento, respeto y dignidad.

 

En algún lugar, alguien pobre, necesitado, educado, formado o analfabeta; sale en pos de un jornal que le garantice vivir con relativo decoro o tranquilidad.

Una mujer doquiera que el lector suponga está triste, desconsolada, desesperada y al borde de la locura: no halló trabajo.

 

Hombres de edad temprana o adultos protestan su mala suerte: no encontraron vacantes, se les niega su derecho y sagrado lugar al empleo.

 

África, Asia, Caribe, Centroamérica, Suramérica, zona euro, India, China, donde sea, tendrán siempre alarmas prendidas por el principal factor de inequidad, pobreza, miseria y desigualdad: no tener un trabajo digno, estable y bien remunerado.

 

La crisis financiera global inducida por manejos irregulares de inversores, la ‘cueva’ hipotecaria, ‘el casino’ de apostadores, mayor desempleo, pobreza del sistema pensional, carestía de la vivienda, fuerte endeudamiento de los hogares, deserción en colegios y universidades, hambre y recortes en inversión, pasan cuenta de cobro.

 

Trabajar es la diferencia entre existir o no. Es signo vital de la familia. Es parte de la cultura social. Es el límite entre tener o no. Es la frontera entre poseer bienes o carecer de lo más elemental.

 

Si la economía mundial no respira y cobra aliento va a ser complicado crear puestos de trabajo.

 

El sector industrial global no es tan fuerte hoy debido a los rigores de la crisis internacional, al derrumbe de los precios del petróleo, a la volatilidad de los mercados bursátiles y a los desbalances fiscales.

 

En Venezuela, no hay para donde mirar sin encontrar la enfermedad crónica del desempleo general. En Colombia, la desocupación ya sobrepasa 10%, más del dígito temido por el Presidente Santos.

 

Con una economía que crece menos del 3% anual va a ser difícil recomponer las cargas. No hay empleo en los negocios, tampoco en el Ejecutivo.

 

Las tasas de interés vuelven a ser caras, el endeudamiento cuesta ahora más, en tanto que las empresas producen, exportan y reintegran menos plata. Un dólar caro no alcanza cuando el comercio exterior es débil.

 

Casi 3 millones de personas en Colombia, salen a buscar trabajo.

 

Voluntad política para enganchar nuevos trabajadores al aparato productivo. Es peor no hacerlo: demanda, consumo, compras, ventas y reactivación, dependen del empleo.

 

Un bono al desempleo ayuda, pero será mejor trabajar. Suena a lujo, tener empleo.