Orlando Cano Vallejo | El Nuevo Siglo
Jueves, 7 de Abril de 2016

MIRADOR

Fantasma

 

NADA es lo que parece hasta que se descubre. El lavado de activos va ligado a la astucia y artimañas de quienes le apuestan a ganar y no ceder un centavo.

Los papeles de Panamá van a encartar a más de uno en el mundo, y seguramente en Colombia.

No significa que ir a paraísos ‘fantasma’ sea siempre para delinquir.

Hay colombianos con diversidad de portafolio que miran el nido que más caliente sus ahorros, pero saben que hay que pagar impuestos y lo cumplen.

También hay firmas, particulares y amigos del ‘casino’ que guardan sus capitales en paraísos fiscales para rentar bien y evadir el fisco.

Los descubrimientos de que magnates y líderes políticos, además de portentosos hacendistas llevan años inflando sus depósitos en cuentas propias o de terceros para amasar más fortuna y burlar los sistemas tributarios de sus países, no es novedad.

Novedad es que los delaten y señalen con el rigor de la autoridad que regularmente no ha existido.

Más de $30 billones podrían estar afuera de Colombia haciendo de las suyas en mercados forasteros y nada cercanos a la DIAN.

Unos $10 billones estarían en la mira del Gobierno para efectos del pago de impuestos.

En la última década el Ejecutivo colombiano sufrió una verdadera fiebre de reformas tributarias para tapar faltantes del presupuesto general.

La explicación de estos sucesivos cambios en las reglas de juego -causan nerviosismo entre inversores- es que no ha habido una política exitosa, consistente y efectiva para llegar hasta los paraísos fiscales, esculcar y legalizar.

El año pasado se inició una ofensiva para que quienes tengan fondos en ese ‘limbo fiscal’, los declaren en Colombia y honren obligaciones.

Sin embargo, ha sido poco lo avanzado. Tan poco que será necesario una nueva reforma impositiva llamada estructural. Todo porque entre evasión y elusión se causa un roto fiscal grande que lo tenemos que tapar el grueso de contribuyentes.

Anunciar que hay compañías de papel con facturaciones amañadas y tramposas no sorprende en un mundo con ganas de dinero fácil, ganancias sin ley y fortunas clandestinas.

No solo en Panamás, en Suiza o Islas Caimanes, en el lejano oriente o en la zona euro, hay muchos focos fundidos que no permiten visualizar las tres cabezas del monstruo fiscal que se traga billonarias utilidades sin declarar ni pagar.

Inaplazable crear una comisión de seguimiento al ‘fantasma’

Urgente prender los reflectores antiniebla para visualizar la espesura del sucio negocio de encopetados adinerados que por décadas acumularon, pero no figuran ni pagan un peso.

Necesitamos caza fantasmas.