Orlando Cano Vallejo | El Nuevo Siglo
Jueves, 11 de Febrero de 2016

MIRADOR

Epidemia

“Colombia vive la del olvido, la que mata”

 

Como ocurre en Haití, en gran parte del Caribe, en Venezuela, en Brasil, en Nigeria, en Siria; Colombia luce hoy un rostro social dramático y enfermo, de extrema pobreza, indignación e insensibilidad.

 

Es la epidemia del olvido que contagia y mata.

La Guajira, Chocó, Cauca, Bolívar y Arauca, padecen del más triste episodio histórico: inasistencia del Estado en derechos más sensibles de sus habitantes.

Mientras notables ponen sus ojos en lo que sería el posconflicto con las Farc, colombianos del común viven verdes y maduras para sobrevivir en pobreza extrema, miseria y vulnerabilidad.

 

No puede ser, como editorializó este diario el domingo pasado, que haya poblaciones enteras muriendo de pura sed y hambre.

 

No tienen agua potable, pero tampoco comida. La desnutrición es el pan de cada día en medio de explosión demográfica, precarios servicios públicos, pobre escolaridad, desempleo, desnutrición infantil, desprotección de adultos mayores e indiferencia con madres viudas, cabezas de hogar, y abandonadas por el Estado.

 

Al tiempo que los medios hacen énfasis en diálogos de paz en La Habana, en renovación del Plan Colombia con Obama, en el temor frente a nueva reforma tributaria, en el menor crecimiento de la economía, en corrupción en Reficar, el grueso de hogares en varias regiones sufren de hambre, sed, olvido y desolación.

 

Es la otra Colombia, la de todos, la ignorada, la de pueblos indígenas pobres, la de casuchas sobre ríos, la de pescadores sin fortuna, la de labriegos enfrentados al fuerte verano, la de niños sin fe ni esperanzas, la de bebes que nacen sin futuro, la de municipios sin hospitales, ni médicos, ni escuelas ni maestros.

 

La patria que debería dolernos a todos, la del desempleo absoluto, la que no tiene ricos ni dolientes, la que no siente la paz, la que duerme sin comer, la que despierta sin un pan, la que no manda sus niños enfermos a escasas y obsoletas escuelas de vereda, la que carece de escenarios deportivos, la que sabe que hay Gobierno, pero no lo conocen ni saben de él.

 

Son varios departamentos que hacen parte del drama y que tendría que dolernos.

 

Los medios de comunicación se ocupan en lo mediático, en lo que vende, en lo que prende radios y televisores, en el morbo, en las novelas, en los perifoneos del chisme y muy poco en el rostro social de compatriotas que no tienen nada, ni siquiera acceso a las noticias.

 

Cientos de miles de familias invadidas por epidemia del hambre.