Orlando Cano Vallejo | El Nuevo Siglo
Jueves, 10 de Diciembre de 2015

MIRADOR

Café doble

CON sabor suave de un nuevo café, el país asiste por estos días a un ejemplo de democracia simple, pacificación, desarme de los espíritus y liderazgo sin pretensiones mezquinas.

Es tanto el enfoque de paz solidaria, de participación ciudadana con trabajo de finca, de gerencia con acento social, que el mismo Jefe del Estado, Juan Manuel Santos, pidió un café doble para matizar la paz.

El gremio cafetero colombiano que agrupa 550 mil familias con una producción histórica este año de 13,8 millones de sacos y un parque renovado por siembra con arbustos resistentes a la broca y a la roya, venía pasando verdes y maduras por cuenta de división, peleas internas y poco reconocimiento al anterior gerente de la Fedecafé.

Era un gremio venido a menos por avatares del libre comercio, bajos precios externos, devaluación, pero ante todo, por carecía de unidad y confianza.

Hubo una garrotera que impedía liderar procesos que transformaran esa industria y la hicieran rentable y sostenible.

Sin embargo, asumió el nuevo zar del café, Roberto Vélez Vallejo y un fresco aroma a cambios favorables comenzaron a sentirse en la actividad cafetera colombiana.

El congreso nacional cafetero fue la taza de prueba. Un nuevo encuentro de la familia cafetera simbolizó la unidad, el entendimiento y la coincidencia en los nuevos derroteros de esa industria.

Todo un gremio trabajando por y para la paz. Familias cafeteras animadas por un interés común: hacer rentable el negocio, procurar que esta actividad sea autosostenible y en el futuro cercano, no requerir ningún tipo de asistencia o subsidios del Gobierno.

En cuestión de tres meses, Roberto Vélez, el timonel del grupo cafetero le imprimió un nuevo sello a esa civilización: confianza y esperanza en pos de la rentabilidad.

Tanto así que el Presidente Santos se vio en la afortunada necesidad de pedir ayuda a los cafeteros con el proceso de paz.

El primer mandatario se vio seducido por la capacidad de entendimiento, aproximación y cercanía de los cafeteros para resolver sus dificultades y marcadas diferencias.

Santos reconoce en los cultivadores del grano y la dirigencia del sector, promotores de la paz y la seguridad nacional.

Por eso, les solicitó su respaldo y experiencia para sacar adelante los diálogos de paz, y además, los convidó a ser promotores del posconflicto.

No es cuestión de plata, es asunto de manejo, experiencia,  solidaridad y fuerza democrática.