“Cierre de año con expectativa e incertidumbre”
MIRADOR
El país
El cierre del 2015 pinta con un fuerte tono de expectativa e incertidumbre, más allá del mérito en el manejo de la economía y la resistencia al desplome de los precios del petróleo y la empinada devaluación.
Un último bimestre cargado de sensaciones encontradas, particularmente frente al proceso de paz con las Farc y el próximo manejo de alcaldías y gobernaciones. También persiste un ambiente de inquietud social por las consecuencias del fuerte calor y sequías, alternado ahora con intensas lluvias, desbordamientos y cultivos dañados.
Empleo, exportaciones, nuevas inversiones, producción agropecuaria, precios de los alimentos, tarifas de transporte para fin de año y concertación de aumento salarial para 2016, puntos cardinales desde donde hoy miramos el mapa. Si bien la economía no crece como hace dos años y la tasa de desocupación vuelve a preocupar, todo parece favorecer la confianza en el país, principalmente en los mercados externos. Con Chile y Perú, Colombia goza de buen crédito en escenarios internacionales, carta de presentación que contribuye a tener buena calificación y aceptación ante firmas de evaluación y banca multilateral. El plan de ajuste fiscal no abandona la regla: nuevos recortes se anuncian para el presupuesto de funcionamiento del Estado el próximo año.
Aunque alivia saber que desaparece el fantasma del racionamiento de energía por efecto del intenso verano, otros estadios del manejo macroeconómico lucen complicados: reforma tributaria estructural a trámite del Congreso en marzo de 2016, crisis en hidrocarburos, encarecimiento de productos importados por tasa de cambio, ingreso y costo de vida. Percepción de consumidores es hoy moderadamente pesimista sobre cierre de este año y comienzo de 2016. A hogares les preocupa empleo, vivienda, acceso al crédito, ajuste del salario mínimo, impuestos, tarifas de servicios públicos, clima y canasta familiar. A su turno, empresarios y comerciantes miran con cierto escepticismo el nuevo régimen tributario que viene, caída de exportaciones, precios del petróleo, devaluación, inversiones y generación de empleo.
Al Gobierno, entre tanto, le interesa mantener a raya la inflación, no permitir brotes de especulación y acaparamiento este fin de año, manejar con prevención la ola de calor y los intervalos de lluvias de aquí a marzo próximo, austeridad en gasto y creación de nuevos empleos con énfasis en obras civiles y vivienda.
En medio de estas prioridades para unos y otros pasa el tema de la paz que cada semana se agita desde La Habana, con posiciones diversas sobre posibilidad objetiva de que se logre resolución del conflicto armado en marzo de 2016. En la calle, entre la gente que va y viene, radar de atención apunta a mantener o conseguir trabajo, acceder a techo propio, a salud y educación, y claro, a un ingreso que alcance para la actual inflación.