“Será complicado concertar el aumento este año”
MIRADOR
El mínimo
Este fin de año será complicado concertar el aumento del salario mínimo para los trabajadores colombianos. Con inflación arriba del 4.5%, más 1% de productividad, el punto de partida sería 5.5% de incremento salarial.
Gremios y fundaciones de desarrollo ya activaron alertas sobre impacto del reajuste mensual del mínimo sobre el empleo. Temen empresarios y comerciantes que pactar incremento salarial por encima del 5% para 2016, aumentará la tasa de desempleo. La inflación, presionada este segundo semestre por el alza del dólar frente al peso, es el ‘palo en la rueda’ de la concertación salarial que se aproxima. Sin embargo, hay dos escenarios que considerar para aplicar justicia y equidad social.
El primero tiene que ver con que los trabajadores no deberían pagar todos los ‘platos rotos’ del incremento de precios al consumidor este año.
El segundo punto pasa por el compromiso político que tiene el Gobierno con los trabajadores del país, permitiéndoles un ingreso digno, decente y acorde con el costo de vida. Si bien la inflación dificulta llegar a un consenso generoso en materia de reajuste salarial para el próximo año, los trabajadores no son responsables, pero sí los más perjudicados.
Los gremios aconsejan incremento moderado por culpa de la inflación. Lo que no pueden ignorar es que la inflación no solo golpea las cuentas del Gobierno y de las empresas, también y mucho, la de los asalariados.
Un salario raquítico impide expansión de la demanda interna. Un menor sueldo para una familia pobre significa menos consumo de ese hogar. Si se requiere reactivar consumo de hogares para mejorar economía que hoy crece poco, el aumento del salario mínimo no puede ser tacaño.
Los empleados, los del campo y la ciudad, necesitan mejorar sus condiciones de vida para acceder a mejor salud, educación, vivienda, esparcimiento y alimentación.
Si va a ser difícil concertar el aumento, también duro sobrevivir con un salario que no alcance para cubrir gastos mensuales de una familia. Se va a requerir imaginación del Gobierno, patronos y centrales obreras para conciliar intereses, no poner en ‘jaque’ finanzas públicas y de empresas, y menos, llevar contra los palos a trabajadores.
Suena cómodo decir desde la facilidad de quien gana bien, que el empleo se derrumba si se aumenta con decoro el mínimo de los obreros. Mientras quienes devengan un ingreso proporcional a su posición no tienen problemas para salir de compras, viajar e invertir; los del mínimo, que son mayoría, los del rebusque, se exponen a una verdadera gimnasia financiera para que la poca plata les alcance para mercar, pagar una pieza e ir a cine barato.