Finanzas públicas
Semana crucial para futuro de finanzas públicas y horizonte fiscal de los colombianos. Va a llegar al Congreso el proyecto de ley sobre financiamiento para 2015 con cara de reforma tributaria.
Nuevamente se desaprovecha el camino para tramitar una reforma tributaria estructural; y en cambio, vuelve a escogerse la vía rápida de una reforma inmediatista que apenas alcanzará para pagar el mercado del año entrante, como lo afirmó en su columna dominical de El Nuevo Siglo, el exministro conservador, Juan Camilo Restrepo.
Semana sensible para personas naturales, empresarios y banqueros por temor a ajuste de tarifas impositivas, tal vez incrementos en tasas del impuesto al patrimonio, continuidad del 4 por mil, amnistía a declaración de patrimonios ocultos o mayores controles, y por qué no, ‘tocar’ dividendos de compañías.
Las cuentas son claras: faltante para 2015 vale $ 12.5 billones. Prorrogando impuesto a la guerra y 4 por mil se logra recaudo adicional de $7.4 billones, según Fedesarrollo, seguiría un hueco de $5.1 billones que tendrá que ser cubierto con ingresos-recaudos, no con deuda pues lo prohíbe la regla fiscal.
Opinión del ex ministro Restrepo: El músculo político para tramitar una reforma fiscal de más enjundia solo lo tienen los gobiernos en el primer año. Cuando gozan de lo que se llama el “Estado de Gracia”.
Luego advierte: Si el Gobierno Santos II gasta la pólvora en esta reformita, muy difícilmente en años venideros no tendrá fuerza política para liderar una reforma fiscal de carácter estructural y profunda como la que necesita Colombia.
A empresarios no les gusta tanta reforma tributaria cortoplacista ni cambios en reglas de juego. Sin embargo, es preciso recoger plata para hacer caja. Hay que echar mano de algún lado para pagar mejoras en salud y educación, además de requerimientos financieros del posconflicto si hay paz con las Farc. Mejor reforma estructural que garantice equilibrio de largo plazo en inversiones y gastos.
El presidente de la Asociación Nacional de Exportadores de Café, Carlos Ignacio Rojas, también se pronunció: “Cada reforma tributaria es una preocupación porque hace más difícil cumplir los presupuestos, se imponen nuevas tareas, surgen nuevas inquietudes, a veces se demora la implementación de los cambios”. Eso genera -dijo- incertidumbre, problemas de ajuste, costos adicionales, que, al final, se reflejan en menores utilidades para todos. Las reformas no son “amigables”, no son fáciles de entender, y, se requiere mucho esfuerzo para cumplir todo lo que esos cambios implican.
Se necesita una simplificación. Devoluciones de impuestos por excesos de retención son un proceso complicado. Se ha mejorado la operatividad, pero, después de varios meses, uno termina recibiendo unos títulos del Gobierno. “No entiendo por qué no puede ser como en EE.UU., donde las devoluciones son una transferencia a la cuenta corriente”, subrayó Rojas.