ORLANDO CANO VALLEJO | El Nuevo Siglo
Martes, 19 de Agosto de 2014

Café para dos

 

El café de Colombia es cultura, civilización, institucionalidad. Sin salir de tragos amargos de mercado global volátil, insuficiente y especulativo, la calma parece retornar a casa. La caficultura nacional luce hoy fuerte, viable y renovada. Nuevos cafetos en producción, liderazgo al mando del gremio, un ciclo de buenas relaciones entre productores y exportadores privados, mayores cosechas e ingresos al cultivador.

Luego de dificultades políticas, sociales y rebeliones campesinas, industria cafetera vuelve a florecer con nueva esperanza para productores y comercializadores. Los precios externos siguen determinados por fuerzas del libre comercio donde habitualmente ganan quienes asumen posiciones en bolsa, los especuladores en ‘casino’, pero también el consumidor final. Gana el consumidor final en la medida que compra el bebestible que está en capacidad de llevar a casa o disfrutar en la tienda. Gana el consumidor final cuando encuentra cafés de alta calidad como los que comercializan la Federación y compañías privadas, el mismo grano que llevan al mundo los exportadores particulares.

Un punto que pone en balanza el mercado cafetero colombiano tiene relación con armonía que experimentan las relaciones Federacafé-Asoexport, Este último, el gremio que agrupa a exportadores privados del grano en Colombia, responsables del mayor volumen de café embarcado a principales destinos internacionales con sello de calidad, cumplimiento en suministros y responsabilidad comercial. Tanto la Federación de Cafeteros que lidera Luis Genaro Muñoz, como la Asociación Nacional de Exportadores de Café, Asoexport, que preside Carlos Ignacio Rojas, imprimen seriedad, competencia y lealtad en las reglas de juego del mercado.

No por tener diferencias propias por la posición que cada gremio representa en el mercado, se marcan disputas o casan peleas. Tradicionalmente fueron relaciones complicadas donde cada cual marcaba su territorio. Hoy no es así. El comercio libre cafetero da espacio a las dos instituciones. Hay café para compartir y el aroma es saludable. Muñoz y Rojas han colocado sus dos gremios al margen de riñas y choques innecesarios. Mejor concertar, conciliar y ser amistosos. Como dice la cuña: tomemos café, seamos amigos. Igual es Colombia, el caficultor, el exportador, quienes se benefician con caficultura productiva, competitiva y rentable, con mayores exportaciones y valor agregado en la comercialización de nuestro café.

Si a exportadores de café les va bien en términos de reintegros, del diferencial en el mercado, de prima o bonificación que se reconoce a nuestro grano en mercados del mundo, les irá mejor a 500 mil familias cafeteras del país. Si se sustituyen cafetales viejos, se renueva parque cafetero, se apalanca precio interno, ganan productores y se favorecen exportadores con un mejor grano y valor agregado para embarcar.

Como ven, café para dos.