ORLANDO CANO VALLEJO | El Nuevo Siglo
Martes, 19 de Noviembre de 2013

Buen cierre

 

Todo indica que la economía colombiana tendrá un cierre promisorio este 2013. Va mejorando el consumo de hogares, también la confianza inversionista, el crédito bancario fluye bien a las empresas, ventas y pedidos crecen en la industria y el comercio factura más. Marcha mejor la economía que el país. Los negocios pintan bien con nuevas inversiones, ensanches, compra de activos fijos y  hay aumento de matrículas mercantiles en las regiones.

Las entidades financieras mantienen buena liquidez para atender demanda de nuevos préstamos este fin de año. Como es tradición inicia una temporada de alta demanda de recursos por parte de las empresas para cubrir pagos a proveedores y capital de trabajo: nómina, primas y vacaciones.

Con una tasa de desempleo menor a un dígito y generación de empleo en la industria de la construcción, obras civiles y en las Pymes exportadoras, seguramente tendremos un buen desempeño este último bimestre y sanos augurios para 2014. Aunque seguimos creciendo abajo del 5% anual, una tasa apenas moderada para un país con ambiciones de prosperidad económica y desarrollo con equidad, es sano que la producción, las ventas, los pedidos, los inventarios y la facturación se comporten bien.

Lo ideal es lograr nuevamente tasas de crecimiento mayores al 7% anual. Es lo que requiere el país para superar sus principales escollos: desempleo, inseguridad, marginación, pobreza, deserción escolar, déficit habitacional y condiciones precarias en servicios públicos y salud. Con un PIB siquiera del 7% el país respirará un nuevo ambiente social, económico y político. Es a lo que Gobierno, empresarios, gremios y clase política deben apostarle.

Hora de entender que la paz nacional no pasa solo por La Habana. Está en casa. En manos de la dirigencia, del ejecutivo y de quienes toman las decisiones económicas y políticas. Los colombianos se sienten a ‘salvo’ si cuentan con trabajo digno y estable, acceso oportuno a salud y educación, a un techo decente y fácil de pagar.

Las gentes de bien, principalmente los más pobres y olvidados, los del Chocó y La Guajira, de Bolívar y San Andrés, quieren gestos de paz fuera de la mesa de diálogos con las Farc. Quieren que la conciliación comience con la solidaridad social. Y necesitan un establecimiento que se la juegue por una nación incluyente. Si una familia tiene empleo y dispone de un ingreso, cree en la paz. Si carece de estos beneficios ve lejana la reconciliación nacional. Un desempleado que encuentra trabajo vuelve a creer y es optimista por la terminación del conflicto armado. Un muchacho que no va a la escuela y sale a rebuscarse, no tiene fe en la paz.

Importante por eso que a la economía hoy le vaya bien, mejor que al país.