ORLANDO CANO VALLEJO | El Nuevo Siglo
Martes, 20 de Noviembre de 2012

Contagio

 

Nadie en el mercado financiero global está libre de caer en desgracia como le ocurrió a la comisionista Interbolsa. ¿Quién se atreve a tirar la primera piedra? El riesgo es inherente al mercado. Ninguna entidad de captación o colocación de fondos públicos o privados está a salvo de eventuales siniestros financieros por falta de previsión, por voracidad en su portafolio o por movidas especulativas.

Interbolsa es un nefasto precedente que mandó a más de 800 personas a la calle y causó estrés a clientes e inversionistas.

El efecto de su liquidación se expandió a mercados y les nubló horizonte a algunos banqueros de inversión. Enrareció el clima, hay contagio de incertidumbre entre ahorradores. No se discute su efecto nocivo en el mercado. Y no deja de provocar impactos negativos en quienes por estos días tenían previsto llevar recursos a comisionistas de bolsa en busca del mejor nido para rentar.

Las similares a Interbolsa están a flote, pero a la gente le causa asombro que haya quebrado la más importante si se mide por activos y volumen de negocios en carteras colectivas.

Lección de aprendizaje para quienes capotean a diario el temporal de este tipo de inversiones. Dirán que entonces mejor ir a rentar al vaivén de la bolsa de valores con acciones del sector real. Puede ser. O tener la plata en cuentas de ahorro, corriente o CDT de bancos. Otros siguen mirando finca raíz. Opción segura y rentable.

Las firmas comisionistas de bolsa seguramente se habrán mirado por estos días en el espejo de Interbolsa y habrán apretado tuercas.

Aunque no hay cerrojo que garantice que una compañía no podría estar mal, sí hay ingredientes que ayudan a cocinar recetas seguras que transmiten confianza a clientes, usuarios e inversionistas.

Este enrarecido clima hace recordar la facilidad con que algunas entidades financieras del país ofrecen crédito de consumo. Hay mucho afán de endeudar a la gente por parte de las tarjetas de marca privada. Más aún en Navidad.

¿Qué hace un asalariado con un cupo en su tarjeta de hasta 3 millones de pesos? Pues salir de compras, endeudarse hasta el cuello y luego incumplir sus pagos. Ir a las centrales de riesgo.

Peligrosa práctica incitar al endeudamiento de los hogares con facilidad en los procedimientos. Impulsores asechan a consumidores en grandes superficies para que adquieran artículos de promoción preferiblemente pagando con una tarjeta que le invitan a adquirir.

Al filo nuevamente de la vieja cultura del no pago. Cuiden la cartera, señores banqueros. No es sano subirle la fiebre al consumidor.