Colombia tendrá que demostrar pronto que derrotó o al menos redujo en alto porcentaje todas las formas de corrupción, afianzada como la mayor presión delincuencial en el país.
Las donaciones internacionales exigen manejo cuidadoso para el posconflicto, sin mezclar un solo peso o dólar, con la financiación del presupuesto de la Nación.
El imperio Buffett de EE.UU. acaba de ratificar su contribución con US$ 32 millones, distribuidos 16, para el desminado a cargo de las Fuerzas Militares y, la otra mitad, para proyectos agrícolas y subsistencia básica con prelación a víctimas del conflicto.
- Buffett- es el segundo cuadro empresarial más importante en el mundo, según las clasificaciones publicadas sobre los bolsillos más pesados en el orbe y sus propiedades.
Es inversionista de gran alcance en industria, construcción, comercio, medios de comunicación, música, cine y eventos de turismo en distintos continentes.
La experiencia les ha enseñado a mantener seguimiento a sus contribuciones humanitarias, en igual proporción a las inversiones con su firma.
El gesto con Colombia queda como sello humanitario en la historia de esta década del siglo XXI. Visto con objetividad, son destacables estas manifestaciones como respuesta y acompañamiento para paz y restauración social.
Le corresponde al Gobierno hacer pública demostración, en detalle, de los destinos de esos recursos para cumplir el fin ideado por los donantes desde el exterior.
La obligación coincide con el inicio del Plan de Desarrollo para la Paz, con Enfoque Territorial, a cargo del ministro del Posconflicto, Rafael Pardo; un despacho que tendrá que mantenerse algunos años, por responsabilidad que significa un implícito mandato ciudadano.
Al respaldo se sumó la Fundación Bill Gates, aportante para capacitación y desarrollo tecnológico en zonas de reparación social, según lo manifestado en EE.UU., por esa organización.
De igual forma están el apoyo financiero y técnico del Programa de Naciones Unidas para Agro y Alimentos (FAO) y el que ratifica por estos días en Bogotá, una delegación de la Unión Europea.
Ojalá el Gobierno proteja las regiones donde operará la ayuda, con prevención al microtráfico que siempre percibe dónde hay dinero; además hace incursiones en ciudades, infiltrándose en campañas sociales de barrios.
Ahora, en medio de aceptar renuncias y nombrar funcionarios para el último año de legislatura, el Gobierno está llamado a diseñar con buen tino el plan de inversiones prioritarias para nutrir la reparación.
Y las respuestas las esperan naciones y organismos internacionales, que, al propósito filantrópico, agregan su mirada permanente, encima del dinero, donado alrededor del mundo.