El odio corre el alma nacional. Los políticos impulsan al pueblo a odiar, más no amar. El amor quedó relegado. Ya no importa a quien maten, lo importante es aprovechar la sangre de los inocentes para exacerbar el odio las pasiones. Ya no hay campaña de ideas, las cambiaron por la bandera del odio y cada día más y más odio, porque si y porque no, podremos en poco tiempo inundar el mundo con el odio y la mezquindad, que está despertando en el país la dirigencia política.
Que asquerosidad de campaña la que se nos viene en los próximos días. Se impondrá el que más odios despierte contra el otro.
Por eso los enciclopedistas definen el odio como el “Sentimiento profundo e intenso de repulsa hacia alguien, que provoca el deseo de producirle un daño o de que le ocurra alguna desgracia”. “El odio es un sentimiento de profunda antipatía, disgusto, aversión, enemistad o repulsión hacia una persona, cosa, o fenómeno, así como el deseo de evitar, limitar o destruir a su objetivo”.
Ese sentimiento que están albergando entre los colombianos nos puede llevar a consecuencias incalculables, así generaron guerras en el pasado entre rojos y azules, entre derecha e izquierda, por credos religiosos, por venganzas., o impulsados por periodistas como la española Salud Hernández que siempre mete cizaña. Por eso no se justifica lo que están haciendo. El odio jamás podrá reemplazar el diálogo, la convivencia racional y el entendimiento entre los colombianos.
Me hago las siguientes preguntas: ¿El que gane las próximas elecciones gobernará solo para sus amigos? ¿Podrá reunificar el país?, ¿Cuánto tiempo necesitaremos para sanear nuestros corazones? ¿Será que Colombia está destinada a permanecer en medio de la guerra?
Hago un llamado a la juventud, a mis congéneres para que no caigamos en esa trampa mortal, no nos dejemos llevar hacia ese abismo, nuestras almas son limpias sanas, no las dejemos involucrar en esas guerras intestinas. Nuestro voto deberá ser por Colombia y no contra nadie. Votemos por convicción, por aquel que no brinde la posibilidad de un futuro en paz, convivencia y desarrollo integral. Colombia tiene con que, tenemos toda clase de riquezas, pero primordialmente nuestra gente.
Nuestro gran anhelo, nuestras banderas deben ser y serán de paz y no de guerra, de vida y no de muerte, de alegrías y no de tristezas. No nos gusta la violencia, jamás tendrá justificación.