En la columna “Panacea de impuestos y vacunas” se decía como se sabía que el mayor gasto y por ende el más alto nivel de deuda, como proporción del Producto Interno Bruto, necesariamente generarían presión fiscal. Como en las vacunas, algo similar se da en el manejo de la economía: los impuestos ayudan indiscutiblemente, pero no son la panacea.
1. El único motor capaz de conciliar sectores en torno a una reforma tributaria es un diálogo en torno a la Solidaridad. El título del proyecto que se retiró habló de Solidaridad Sostenible, con un enfoque de sostenibilidad fiscal, que hasta los expertos intentaron explicar, no se entendió y nubló el objeto de solidaridad. La motivación se debería concentrar sólo en la solidaridad (en el aporte de unos sectores por otros). Sería razón suficiente para que “los conscientes” acepten un llamado de unidad nacional.
2. En el propósito de la estabilidad fiscal se quiso abarcar una reforma tributaria estructural, como si tratara de alcanzar una especie de hito gubernamental. La reforma en toda la estructura, que incluye quitar exenciones y exclusiones, como un gran paquete, suele ser de imposible manejo y más aún en las circunstancias actuales. La experiencia legislativa demuestra que es mejor despresar el pollo por partes. En este caso unos capítulos contaminaron la reforma como un todo. Esto implica poder presentar un cronograma por prioridades y plazos (plan estratégico fiscal) más fácil sencillo de exponer. Donde se tome conciencia de una agenda de corto, mediano y largo plazo, que invita además a las personas a comprender y precaver las nuevas medidas que los afectará en el tiempo.
3. Hacer visible la eficacia en el gasto social. Se refiere a un claro mensaje en donde el mayor cobro de impuestos se traduzca, a la luz de la ciudadanía, en mejores obras o enfoque del gasto social, que es una continua queja. El gobierno en pandemia ha presentado su paquete social pospandemia, pero se trata de tener evidencias en un óptimo uso del gasto después del pago de impuestos.
4. Reingeniería a la política de subsidios. Hoy, el índice de desigualdad GINI no mejora después del pago de impuestos. Aunque la medida puede ser reduccionista pone en evidencia la necesidad a una revisión. Esto incluye poner en el tablero el sentido de transitoriedad a los subsidios, con semáforos que indiquen quienes ya pueden salir de las bases de datos por superación de sus condiciones, no volverlos permanentes, sino que le dan cabida a vulnerables ocultos que no se registran.
5. El gobierno también es un agente que debe sumarse a la solidaridad en el manejo del gasto. Ejemplos de austeridad se hacen indispensables especialmente para quienes se les impondrá, tarde o temprano, mayores impuestos. La ciudadanía vería, con buenos ojos, un plan concreto de mesura del gobierno en sus gastos de funcionamiento (no de inversión).
6. La recuperación económica también depende de estímulos a la inversión, a la empresa y a su desarrollo. La reforma tributaria no puede ser una reforma asilada de la misma situación de las empresas. Un proyecto de reactivación económica podría ser en simultáneo.
*Presidente Corporación Pensamiento Siglo XXI
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