A propósito de las recientes declaraciones de la vicepresidenta de la República, Marta Lucia Ramírez, en las que aseguró que en Colombia hay demasiadas psicólogas y sociólogas, me parece pertinente hacer un par de reflexiones sobre el mercado laboral en el país.
Hay que dejar claro que todas las carreras y saberes son valiosos y que la psicología y la sociología no son la excepción. Que la gente, hombres y mujeres, debe estudiar lo que quiere y le apasiona, debe tener la libertad de escoger. Sin embargo, considero que este debate no puede nublar la necesidad de discutir el tema de las carreras que son más pertinentes en el mercado laboral, que pagan mejor y que tienen mayor resiliencia en el entorno cambiante y dinamico.
Y es que la inequidad se manifiesta cuando hay grupos a los que les va mucho peor cuando de desempleo se trata. El tema de las mujeres es impresionante. Las más recientes cifras del DANE señalan que para finales de 2019 en Colombia la tasa de desempleo de los hombres era de 8,2% mientras que la de las mujeres llegó a 13.6%, una brecha de 5.4% que no podemos ignorar.
El desempleo femenino es multicausal, pero sin duda uno de los factores que influye es que el trabajo de las mujeres sigue atrapado por estereotipos de género, que en muchos casos tienen menor demanda, baja remuneración y mayor informalidad.
El Fondo Monetario Internacional en su estudio Género, tecnología y futuro del trabajo señala que las mujeres siguen estando fuera de sectores donde el empleo está creciendo y que tienen un bajo riesgo de automatización, como son los campos relacionados con tecnologías de la información y las comunicaciones, ampliamente conocidos como TIC.
De hecho, en Colombia una bolsa de empleo especializada en trabajos de tecnologías de la información publicó un estudio en donde advierte que cada vez es más difícil para las empresas nacionales conseguir profesionales en TIC. Por ejemplo, las vacantes para arquitecto y para administrador de software doblan a su número de postulados.
No se trata de un asunto menor. Si las mujeres siguen siendo una minoría en las facultades de ingeniería, ciencia y tecnología están perdiendo una oportunidad enorme de insertarse en los trabajos de la nueva economía, que no sobra advertir son bien remunerados y generan retorno. Las cifras no mienten, de acuerdo al Ministerio de Educación, en nuestro país los hombres graduados en STEM (ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas) son dos veces más que las mujeres.
Las declaraciones de la Vicepresidenta fueron polémicas porque no se trata de menospreciar profesión alguna, pero se perdió el verdadero debate: el desempleo femenino y cómo persuadir a las mujeres a que entren a carreras con mayores retornos.
En cualquier otro país que las mujeres tengan un desempleo y una informalidad tan alta sería central en la política pública. Pero falta entender el problema, ver si es cierto que hay pauperización de las mujeres y ante todo cuál es la estrategia para que no sólo no seamos pobres sino que le generemos todo el valor de nuestro potencial a la sociedad.