Sueña con un mundo de amor y paz, y lo haremos realidad
John Lennon
Otra vez llegan vientos de guerra, de muerte, de sangre, y aunque son lejanos sus orígenes, tiene efectos para todo el planeta. Para todos nosotros, para todos los habitantes de la Pachamama. Y no nos puede ser indiferente, no podemos hacer lo del avestruz, de introducir la cabeza en la tierra para ignorar lo que pasa a nuestro alrededor.
En mi concepto, Irán y los Estados Unidos no tienen por qué involucrar al mundo entero en una confrontación que se sabe dónde puede iniciarse pero no donde terminar. Los muertos pueden ser como en otras guerras millones, la devastación inmensa y los daños al planeta, a la economía y a nosotros sus habitantes invaluables.
Pero no es el momento de buscar culpables sino de orar y pedir por la cordura, por la diplomacia, por el entendimiento para que esos brotes de muerte no lleguen más allá de donde están.
Me llama la atención la poca visión humanitaria y que tienen voceros belicosos en todo el mundo como si esto fuera un juego. No miden las consecuencias y solo hacen cálculos de quien es más fuerte y quien puede derrotar a quien. Y hasta ahí llegan. No piden paz, sino muerte.
Poca visión de aquellos quienes azuzan la guerra y felicitan al presidente Trump por el acto realizado en territorio soberano de otra nación, como es Irak, y otros felicitan a Irán por su reacción. Son avivadores de incendios, pero pocos llegan para calmar los ánimos.
Y lo que no debe ser posible y menos llegar a pensarlo, es que nuestros campesinos, porque son los que conforman nuestras fuerzas armadas, sean enviados a una guerra que no es nuestra, no nos atañe. No hemos sido capaces de controlar el país de bacrim, paramilitarismo, disidencias y demás, para enviar nuestros jóvenes a morir en una confrontación, que no hemos causado, ni originado.
Controlemos primero el Chocó, el Cauca, el Catatumbo y Nariño. Defendamos nuestros líderes sociales, no compremos aviones que solo sirven para guerras internacionales y llevemos mejor con esos dineros ayuda a nuestros niños que mueren de hambre y paz a nuestros territorios.
Señor Presidente Duque y señora vicepresidente, concéntrense en sacar a Colombia adelante y no en guerras ajenas, que no nos traerán ningún beneficio. Pongamos en orden la casa, reúnase con el comité de paro, escuchen a los campesinos y a los indígenas, a los estudiantes, reordenemos el país, controlen a los venezolanos, demos mejor salud al pueblo y eso será una labor invaluable.
Aléjense de las tentaciones de la guerra y de la muerte, salven a los líderes sociales comunales y salven el proceso de paz. Tienen una ardua tarea interna, para dedicarse a otros menesteres en el extranjero. Vean como Se destruye un hermoso país como es Yemen, en medio de guerras internas y externas. Corresponde a la unión europea, a Rusia y a China, mediar para evitar una escalada, en esta confrontación. Nada, nada, ni nadie, justifican una guerra.