Comienza el estudio de La Política como Espectáculo (Editorial Revista Colombiana, 32 Populibro, Bogotá, 1970) de Néstor Madrid-Malo (NMM) (1918-89). Se le tuvo afecto personal, resultado de armonía y entendimiento en el curso de la relación laboral, como superior y subalterno, en el Departamento Nacional de Planeación (DNP) donde NMM era el Jefe.
El prologuista, Cayetano Betancur, cita la influencia de varios escritores, en la generación que nace “a fines de la década de los treinta”, a la que pertenece NMM: don José Ortega y Gasset, Max Scheler, Edmundo Husserl, Jorge Simmel, Juan Huizinga, León Frobernius, etc”. La influencia de los citados autores se resume así: 1) “…afecto al asunto que se va a tratar”, 2) “encaramiento, desde el principio del trabajo, con el tema mismo” y se parte de las definiciones pertinentes, 3) “Rigor en la conceptualización y en el desarrollo de los razonamientos que antes tampoco era muy usual”, 4) “deleite tranquilo y consciente con las bellas formas de expresión lingüística”. El prologuista ve en NMM simultáneamente a un “idealista y realista”, un “romántico y positivista” y lo ve interesado en lo jurídico y económico y, en lo personal, se agregan psicología y literatura y se recuerda que NMM era, también, poeta.
La metodología seguida comienza por la escogencia del tema a estudiar, los conceptos del autor, las opiniones de quien escribe. Surge una sorpresa: el título del primer capítulo es el mismo de la obra: La Política como Espectáculo. El autor plantea los siguientes interrogantes: “¿Es la política un espectáculo?” o “¿tiene la política algo de espectáculo?” y señala “en el grado en que la política sea más actividad que pensamiento, tanto más tendrá de espectáculo”. “Pues el espectáculo supone la acción” con “maneras y sistemas perfeccionados de proceder, de operar” con evidencia en “lo emocional o lo pasional” y “ocasiona la participación, la vinculación del público al espectáculo”, “la popularidad de quienes se destacan en la representación o en la competencia que aquel supone”, “la admiración entusiasta y delirante”.
NMM señala que “lo intelectual, obedece obviamente a muy otras leyes y condiciones “ v.g. “su resultado, su fin subsiste, permanece más allá del acto creador”, el espectador se vincula a “las obras resultantes y no en el proceso de creación”. NMM expone una teoría que se debe verificar mediante hechos -él no lo hace- y se sugiere se consulte a actores, escritores de teatro, políticos activos y expertos en ciencia política y piensa, en el pasado, en Jorge Eliécer Gaitán y, en el presente, en Álvaro Uribe Vélez. El primero movilizó grandes masas y el segundo es el máximo fenómeno político de nuestros tiempos.