En la Asamblea de Confecámaras realizable en Cartagena este fin de semana, se anuncia que unos de sus principales temas será la “Economía naranja”, diálogo que se supone tiene como fin último rendirle pleitesía al Dux Iván , pues se sabe , por su primera alocución presidencial, que esta teoría es una de sus fabulas que relata para , dice él, “ que nuestros actores, artistas, productores, músicos, diseñadores, publicistas -escritores- , joyeros, dramaturgos, fotógrafos y animadores digitales conquisten mercados, mejoren sus ingresos, emprendan con éxito, posicionen su talento y atraigan los ojos del mundo”.
Hay que ser intuitivo -la manifestación de la inteligencia emocional- esa economía no es una actividad que se identifique con el fabuloso predicado de que Colombia es un Estado Social de Derecho. No es verdad, es un estado neo-liberal y lo es tanto que los medios dc comunicación, ahora, son un patrimonio de quienes adulan las tesis de Adam Smith; que la apetencia del capital hay que respetarla y agradecerle al dueño el favor que hace a sus trabajadores para que no se mueran de hambre. Esta es la síntesis de la teoría “novedosa “del duque: una naranja que disimula el sabor amargo de la toronja verde.
A esa naranja hay que sumarle “La naranja mecánica”, un pronóstico de Anthony Burgess. La película, filmada en el Reino Unido, por Stanley Kubrick, hipótesis que muy probable, en un futuro próximo, tendrá practica real cuando se logre manipular neuropsiquiatricamente la conducta inconsciente del gobernado; por ahora se sigue utilizando la amenaza, como impacto intimidante y que proyectan en estos días con la pena de la cadena perpetua, una conjetura que ninguna realidad producirá y si otro divorcio más, socialmente, entre el gobernante y los gobernados. La ley del Talión es la causa de la venganza social: “El Leviatán”
A estas cosechas de naranjas “inmaduras” y acidas sería conveniente juntarle una cosecha de “Naranja democrática, económica”, pues para nadie es un secreto que en este país no existe ese cultivo y que, por el contrario, reina una “Naranja despótica, elitista”, en todas las ramas del poder y patrocinadas por una República “aristocrática”, gobernada por los abuelos, los hijos, los nietos, los primos, las esposas , mejor dicho, por unos clanes o cuadrillas de politiqueros que prevalidos de sus ventajas electorales patrocinan la corrupción, un hongo igual al que está pudriendo los bananos. Una fórmula posiblemente saludable para remediar este veneno, seria acudir a los jurados de conciencia, en todas las instancias de la justicia, encargada que hacer una realidad la ley. Unos jurados de conciencia elegidos previa acreditación de virtudes sociales elocuentes.
La “Naranja democrática, económica”, ofrecida por Carlos Lleras, puede sembrarse utilizando la semilla producida en el texto de los “Diálogos Constitucionales”, libro que se espera en las ferias de Medellín y Cali se expenda para que la predica constitucional sea una realidad y no una fantasía política. Artículo 42 de la Carta.