Mientras el país está hasta el cuello por invierno, prevenido por reforma tributaria, inquieto por salario mínimo para 2017, ampliación de jornada laboral en dos horas extras, caída del consumo interno, pobre crecimiento económico y crisis en salud; el Presidente Santos se torna cansón en la televisión.
Demasiado protagonismo en pantalla chica al nuevo acuerdo de paz con Farc.
Jefe del Estado se vuelve chocante ante ojos de ciudadanos que viven las duras y las maduras del acontecer nacional.
Como se dice popularmente, se vuelve ‘llenador’.
Estrategia de imagen y comunicaciones del Ejecutivo demasiado cargada de alocuciones presidenciales por segundo capítulo de proceso de paz con alzados en armas.
No le ha funcionado, al contrario, se torna molesta, incómoda y fatigante.
Colombianos pobres, los más vulnerables, los de caseríos apartados, las familias con niños desnutridos y ancianos olvidados, los desempleados, los sin agua potable, los sin techo propio ni ingreso para comprar mercado; sí quieren ver al Presidente en escena, pero en lo que los toca a ellos.
Necesitan que primer mandatario sea ecuánime, equitativo y justo. Que no le cargue la mano a un solo asunto por importante que sea para su administración.
Consideran los ciudadanos que hay otros temas sociales bien sensibles que nunca son el centro de atención del Gobierno. O a menos, no los publicitan tanto como ocurre con la reconciliación que se busca con las Farc.
Sectores políticos y de opinión estiman que puede haber un abuso de poder en la medida que se utilizan repetidamente los canales de difusión para beneficio de un mismo propósito.
No solo de acuerdo de paz vive sociedad colombiana.
Más allá de sí se logra pacto social con guerrilla, existen urgencias que el Gobierno también debe abordar con pasión.
Sensato dedicarle espacio a repetidas intervenciones desde la Casa de Nariño al ABC del nuevo enfoque de paz. Lo malo es no hacer lo mismo con temas sensibles para opinión pública.
Ni una palabra sobre reforma tributaria que alborota hoy a pobres y ricos.
Ninguna alusión a drama de familias que están perdiendo pertenencias, cultivos, animales y seres queridos por aumento de aguas lluvias.
Nada de información sobre niños indígenas en miseria, desnutridos y sin pan.
Poco sobre medidas para reanimar agónica salud pública y precarias condiciones de hospitales y EPS.
Ningún discurso sobre cómo va el país en economía, inversión, empleo, educación y servicios públicos.
No hay espacio en televisión para hablarle al país de valorización del dólar frente al peso, de precios del petróleo, de minería ilegal, de restitución de tierras, producción agropecuaria y seguridad en tierras ganaderas.
El país reconoce lo que hace el vicepresidente German Vargas en materia de vivienda popular e infraestructura vial. Informa y orienta sin sobreactuarse.
Después del acuerdo de paz ¿Sólo habrá espacio y difusión al posconflicto?
Y el país, ¿Qué?