Sin duda la llegada de Alejandro Gaviria es una noticia positiva para el debate electoral que comienza. Aunque hasta la fecha creería que no le daría mi voto, la participación de alguien con sus capacidades intelectuales y altura moral permitirán elevar el discurso. Habiendo dicho esto, confieso que esperaba más de su primera intervención como candidato, su video y el documento de 60 propuestas me parecieron escuetos, llenos de lugares comunes, de reflexiones filosóficas interesantes pero que no logran mejorarle la calidad de vida a nadie, y un documento con propuestas generales, que muestran una visión de país muy similar a la que gobierna actualmente e incluso con más afinidades a la que gobernó entre 2010 y 2018. Desconfío de las campañas que inician con grandes ideales morales.
La política aquí y en Cafarnaúm implica hacer renunciar morales, aliarse con quien se tienen diferencias éticas, y siempre acudir al utilitarismo. Espero que Gaviria rápidamente ponga en la agenda política los grandes debates de país, y ponga a sus competidores a hablar de algo más que decir que son los indicados para derrotar al uno o al otro.
Más que candidatos con discursos bonitos, que sin duda a muchas personas les gustan y les hacen sentir emociones, Colombia necesita documentos en Word con propuestas ambiciosas, creativas y también realizables para superar los problemas que tenemos hoy en materia de pobreza, desempleo, informalidad, seguridad, medio ambiente, educación, salud, entre otros. Documentos acompañados de cuadros de Excel que digan cuánto cuestan cada una de esas propuestas, cómo se financiarían y de dónde saldrían los recursos para hacerlo. Sin duda, retroceder lo logrado hasta el momento sería la peor de las catástrofes, pero quedarnos como estamos también sería muy grave, el país ha caído en espiral de mediocridad y en ocasiones pareciera que nos conformáramos con eso. En la mayoría de los indicadores internacionales, de casi todos los temas tenemos posiciones en la mitad de la tabla, y pareciera que eso nos bastara.
Colombia debe urgentemente solucionar problemas estructurales, y entre otras se me ocurren que para empezar los candidatos deben contarnos cuáles son sus propuestas de reformas tributarias, pensionales, laborales y de justicia. ¿Vamos a seguir gravando la generación de riqueza?, ¿Vamos a seguir subsidiando las pensiones altas?, ¿Vamos a continuar alejando a las personas de los empleos formales?, ¿Vamos a seguir con una de las tasas de impunidad más altas del mundo?
Hasta la fecha en que escribo esta columna el debate político colombiano se ha basado en forma, en quien es el más indicado para derrotar al otro, o el más carismático, o el que más resultados tiene, o quien tiene más experiencia, o el de los jóvenes, o el de los viejos, o el de los políticos, o el anti tal, o el pro tal. Candidatos, los colombianos queremos propuestas serias, creativas y cumplibles, queremos que nos inviten a soñar en un mejor país. Deseamos una campaña donde prime la esperanza de un futuro mejor y no el miedo de tener que salir huyendo. Más ideas, más fondo, menos pequeña política, menos forma.