Del Papa Francisco
A seis (6) meses de iniciado su bien acogido pontificado, y a poco tiempo de haber lanzado su primera Encíclica La luz de la Fe(29-06-13), el Papa Francisco acoge a un destacado sacerdote y periodista jesuita, y sostiene con él espontánea conversación. Tratan sobre los más variados y álgidos temas relacionándolos con la fe y disciplina de la Iglesia de Cristo, cuya responsabilidad a escala universal ha asumido con amorosa y sencilla actitud.
Fue con el Padre Antonio Spadaro, director de la importante revista La Civiltá Cattolica, con quien sostuvo el Papa amplio diálogo (29-08-13) bajo preguntas escrutadoras de su pensamiento, en el “ambiente simple y austero” en el que vive el Pontífice, y vierte en sus respuestas “las energías en armonía” que hay en este nuevo sencillo Vicario de Cristo.
No es amigo este Papa de improvisar, pues quiere ser preciso en sus conceptos, pero, al igual que sus predecesores no se exime de aprovechar los medios que sean válidos para difundir la luz del Evangelio sobre los temas que crea convenientes. Sigue, así, el ejemplo del gran heraldo del Crucificado, Saulo de Tarso, que insiste “a tiempo y a destiempo” (II Tim. 42), y con el gustoso empeño de “gastarse y desgastarse” (II Cor. 12,15) en búsqueda del bien de los humanos. Por esto accedió a conceder esta entrevista.
A cada paso los medios de comunicación han querido interpretar referencias suyas, en sus múltiples pronunciamientos, como rectificación a posturas doctrinales de la Iglesia, y búsqueda de concesiones del Papa Francisco a quienes creen que la Iglesia, “Madre y Maestra de los pueblos”, debe acoger, para estar a la altura de su prestigio y ganar adeptos, exigencias en el campo ideológico y moral que agradan a muchas gentes de hoy, dejando atrás un magisterio, así sea renovado como el que se dio en el Concilio Vaticano II. A temas como el del aborto, el matrimonio gay, el divorcio, el celibato eclesiástico, el sacerdocio de la mujer, la “Teología de la Liberación”, ser jesuita, se refiere el Papa, con toda naturalidad, con muy benignas expresiones, que algunos interpretan como “concesiones”. Pero, midiendo bien las palabras del Papa, encontramos que lo que él expresa son oportunas precisiones, con llamados, sí, a no estar a cada momento dando definiciones o condenas a errados caminos, sino centrar la atención en aspectos fundamentales. Es contundente el Papa cuando reclama centrarse en la confortante verdad que Jesucristo te ha salvado, y vivir, con alegría y esperanza, a la luz de esa verdad.
Destaca el reportero que el Papa Francisco confiesa que no es su fuerte hablar a multitudes, como le correspondió en la Jornada de la Juventud, en Río de Janeiro, sino que le complace más hablar de persona a persona, y así, hablando “de tu a tú”, respondió al periodista a la pregunta sobre “¿quien es Jorge Mario Bergoglio?”, a la que responde con impresionante sinceridad y sencillez: “Soy un pecador en quien el Señor ha puesto los ojos… Soy alguien que ha sido mirado por el Señor”. Compara el Papa su llamado a seguir al Señor con lo acontecido con el publicano Mateo, a quien Jesús “mirándolo con amor y eligiéndolo, le dijo: sígueme”.
Importante destacar, entre las oportunas precisiones del Papa, dadas en su entrevista en mención los términos con los que califica a la Iglesia. Quiere que siempre sea: “Madre y Pastora”; “pueblo santo” al que se debe escuchar; “casa de todos”, “no capillita de un grupito de personas selectas ni nido protector de nuestra mediocridad”.
En línea de las anteriores precisiones entregó el Papa ideas sencillas, frescas, claras y definidas, firme en principios y abierto en actitudes. Seguiremos en próximas entregas acercándonos a ellas, pues son de sumo interés. (Continuará…).
*Presidente del Tribunal Ecco. Nacional