MONSEÑOR LIBARDO RAMÍREZ GÓMEZ* | El Nuevo Siglo
Domingo, 21 de Abril de 2013

Laicado católico vivo y operante (III)

 

Al  ir concluyendo esta serie de reflexiones sobre tema tan vital para la Iglesia y para la humanidad, como esperanzadora realidad de impulso al bien común, hay que advertir cómo en los documentos de la Iglesia se insiste en que “el carácter secular es propio y peculiar de los laicos”. Todo ello es expresión de la enseñanza  doctrinal del Vaticano II, que expresa: “a los laicos pertenece por propia vocación buscar el reino de Dios, tratándolo y ordenándolo, según Dios, los asuntos temporales (Constitución sobre la Iglesia n.31). En esa ubicación, y cumpliendo su misión propia, deben los laicos ser “levadura de bien”, y “deben santificarse en la vida profesional y social ordinaria” (“Fieles Cristianos Laicos” n. 17).

En esa puntualización de oficios y funciones propias de los laicos en la Iglesia la Exhortación arriba mencionada tiene, en su n. 23, una clara y amplia explicación de ello, y, después de recordar la participación que pueden tener en lo litúrgico, pide que “sean ejercitados en conformidad con su específica “vocación de laicos”, distinta de aquella de los sagrados ministros”. Allí se evoca la Exhortación “Anuncio del Evangelio al Mundo Contemporáneo del Papa Paulo VI”, en donde se señalan, como “campo propio de la misión evangelizadora de los laicos”, aspectos como el de “la política”, “la realidad social”, “la economía”, “la cultura”, “la ciencia y las artes”, “los órganos de comunicación social”. Pasa luego, a otras realidades “el amor, la familia, la educación de los niños y adolescentes y el trabajo profesional”.

Es de destacar, también, lo del buen número de laicos comprometidos con su fe y principios que han venido enfrentando la defensa de la vida, tan amenazada por campañas sobreabundantemente financiadas a escala internacional empeñadas en abrirle paso a una “cultura de la muerte”, que va desde propiciar el aborto y el suicidio asistido de enfermos y ancianos. Profesionales del Derecho y de la Bioética, conscientes del derecho natural, y del sentido humanitario religioso, han librado y seguirán librando batallas para atajar esas avalanchas contra el derecho humano a la vida, el primero de los reconocidos por la Constitución, pero pisoteado por interpretaciones de la Corte Constitucional.

En el mencionado Congreso de Laicos se tomó decisión firme de seguir en esas urgentes tareas de no dejar que en Colombia, así fuese el único país del mundo, se cierre el paso, aun con “referendo”, a cuanto significa matar seres humanos, en especial los niños inocentes en el seno materno. Así cumplen laicos comprometidos de una “Iglesia” madre y defensa de la humanidad.

Es de destacar como el Decreto sobre los Laicos del Vaticano II enseña que la Iglesia está llamada no solo a “ofrecer” a los hombres el mensaje y la gracia de Cristo, “sino, también, impregnar y perfeccionar todo el orden temporal del espíritu evangélico”. Es allí en donde los laicos tienen misión, y muy especial (n. 5). Para esto es preciso que se comprometan de lleno, lo cual se consigue al asumir una espiritualidad propia de su estado, que los lleve a ubicar todo su vivir y actuar en unión íntima con Cristo, aprovechándose de los auxilios espirituales (n. 4).

Laicos que asuman su responsabilidad en su Iglesia, que vivan con autenticidad su fe, que sean testimonio de ella, que no se avergüencen de sus principios, que sepan ubicarse sin fanatismo, pero con firmeza, en calidad de fieles, al cumplir sus deberes y compromisos ciudadanos, los necesita la Iglesia y el mundo. Gracias  a Dios va creciendo más y más el número de ellos, y, por eso, podemos hablar de que tenemos un laicado católico vivo y operante.

monlibardoramirez@hotmail.com

*Presidente del Tribunal Ecco. Nal.