Monseñor Libardo Ramírez Gómez* | El Nuevo Siglo
Domingo, 16 de Agosto de 2015

RAZÓN  TÉCNICA SOBRE REALIDAD

Reflexión gozosa y dramática (VII)

 

Culmina   el Cap. III de la Laudato Si,  dedicado a señalar la “raíz humana de la crisis ecológica”, a partir de la invitación a una “valiente revolución cultural, afrontando temas como el de las “consecuencias del antropocentrismo moderno” (n. 115 - 120). De lleno señala el Papa que ese “antropocentrismo moderno” ha terminado colocando la razón técnica sobre la realidad y advierte que “si el ser humano no redescubre su verdadero lugar, y se entiende mal a sí mismo,termina contradiciendo su propia realidad en la tierra, que le ha sido dada por Dios”, siendo ella, e incluso el hombre mismo, “un don de Dios” (n. 118) La preocupación por defensa de naturaleza lleva a la defensa del mismo ser humano, sea un pobre, sea un embrión en el vientre materno, sin declararse autónomo y amo de la naturaleza sino colaborador de la obra de Dios (n. 117). De allí que señala como incompatible con la naturaleza la justificación del aborto (n. 120).

Habla, antes, el Papa de“una constante esquizofrenia”, de la cual pone en guardia, producto de una desmesurada exaltación tecnocrática que lleva a conculcar al mismo ser humano. Advierte: “No se puede prescindir de la humanidad. No habrá una nueva relación con la naturaleza sin un nuevo ser humano”, por ello pone en guardia de un “antropocentrismo desviado que llevaría a nuevos desajustes al ser humano en sus capacidades de conocimiento, voluntad, libertad y responsabilidad” (n. 118). Agrega: “no podamos pretender sanar nuestra relación con la naturaleza y el ambiente sin sanar todas las relaciones básicas del ser humano”, que: “para una adecuada relación con el mundo creado no hace falta debilitar la dimensión social del ser humano y tampoco su dimensión trascendente, su apertura al Tú divino” (n. 118).

Adelanta el Papa temas como el “relativismo práctico” (n. 122 y 123) ya tratado por él en su Exhortación “La alegría del Evangelio” (n. 61) que lo señala como “más peligroso que el doctrinal”, en el que “el ser humano se coloca a sí mismo en el centro y termina dando prioridad absoluta a sus conveniencias circunstanciales”. Se llega así a la adoración del poder humano ilimitado en donde “todo se vuelve irrelevante si no sirve a los propios intereses inmediatos”. Señala el Papa los alarmantes abusos y verdaderos crímenes fruto de ese nefasto relativismo práctico que “lleva a no acatar verdades objetivas ni principios, sólidos fuera de sus propios proyectos” (n. 125).

Pasa a referirse a la necesidad de preservar el trabajo, como elemento básico para llevar adelante la obra que Dios ha puesto en manos de los humanos (n. 124 a 129), según la doctrina social cristiana expone en la encíclica Laborem exercens, con llamado a promover una economía productora que dé ocupación ojalá plena a los habitantes del orbe. Agrega llamado a manejar, con gran cuidado la “innovadora biología a partir de la investigación” (n. 130 a 136), tema en el que pide tener en cuenta lo enseñado en el Catecismo de la Iglesia Católica (n. 2415 a 2418). Allí  se señalan límites a los experimentos, valorando el aporte de estudios de aplicación de la biología molecular, pero ponderando en guardia a “dar lugar a una indiscriminada manipulación genética”. Afirma “hay qué asegurar una discusión científica y social que sea responsable”, dentro de pasos equilibrados y prudentes.

No puede el Papa dejar de hacer firmísimo reclamo al cuidado necesario para no llegar a inaceptable manipulación y sacrificio de embriones humanos. Afirma: “el valor inviolable del ser humano va más allá del grado de su desarrollo”.  (nn. 35 y 136). Quedamos a las puertas del IVº Capítulo, Una ecología integral,en el que, con los otros dos restantes, seguiremos resaltando tan oportunas enseñanzas. (Continuará).

monlibardoramirez@hotmail.com

*Expresidente Tribunal Ecco. Nal.