JORNADA EXPLORATORIA
Gran valor de reciente Sínodo
Los hechos tienen valor en la medida en que cumplan el cometido para el cual son realizados. Una jornada que busca llegar a definiciones o decisiones tendrá valor en la medida en que se llegue a ellas, pero, una jornada que busca solo explorar el pensamiento para hacer confrontaciones que lleven a mayor estudio de unos temas, para, luego, con esos aportes, llegar a otro foro ya de decisiones, con que cumpla este propósito exploratorio, se la ha de considerar de “gran valor”. Este es el caso del reciente Sínodo realizado bajo las líneas trazadas por el gran Pontífice Francisco.
Por convicción personal, de quien solo busca lo bueno, lo correcto, lo que sea según el orden y el querer divinos, lo que sea de verdad para gloria de Dios y bien de la familia humana, así obra nuestro actual Pontífice. Fue formado en la escuela de aquel soldado, Ignacio de Loyola, que, herido en su salud y anhelo de glorias terrenas, pasa a formar un ejército de soldados de Cristo cuyo lema es “hacerlo todo para la mayor gloria de Dios”.
Práctica sabia de esa “Compañía de Jesús”,de donde emerge el actual Pontífice, es el “discernimiento”, o reflexión comunitaria. De allí, nada extraño que para las grandes decisiones que han de tomarse en la Iglesia sea en grupos selectos de trabajo, como la máxima Comisión de ocho cardenales, con quienes, con paso mesurado y prudente va esclareciendo, el Papa qué decisiones tomar. De allí que sea un Sínodo preparatorio de otro gran Sínodo ordinario, el camino escogido para el análisis de temas de primordial importancia.
En la mira de todos los que buscan el bien de la humanidad está la realidad y lamisión de la familia, y sobre muchos aspectos para analizar en torno de ella. De allí que la Iglesia de Cristo, con su Vicario en la Tierra, con pastores esparcidos por todo el orbe, los fieles creyentes y comenzando por escuchar a quienes quieren dar su aporte con ejemplar vida familiar, busque dar luces para bien de toda la progenie humana. Entregarle a la humanidad como fruto de una reflexión humilde, en la que se sabe escuchar y afrontar con valor el no fácil estilo de oír opiniones, así sean encontradas, para entregar, luego, un mensaje sazonado por medio de un Sínodo nuevo. Esos son los pasos que está dando bajo la luz del Espíritu Santo, el apreciado Papa Francisco.
Con principios teológicos y morales cada día más profundizados, y dentro del propósito de búsqueda verdadera y prudente de “la salvación de las almas”, (Derecho Canónico C. 1752), se avanza en estas faenas sinodales. Firmes estarán los principios sobre la naturaleza humana en su propia realidad sexual, sobre lo natural y propio de una unión matrimonial, sobre lo que es el Matrimonio Sacramento en el mensaje de Cristo. Pero ¿cómo dar la mano a fieles de la Iglesia en situaciones que se les han creado no acordes con esos principios, o con características congénitas que las llevan a afectos no acordes con lo normal de su propio sexo? ¿Cómo mostrarles cariño y comprensión sin conculcar principios básicos y sin abrir brechas que vengan a socavarlos? Allí está el tino sapiente de las orientaciones de una “Iglesia madre y maestra de la humanidad”.
Con gratitud a un Dios de bondad y de sabiduría infinitas, que ha dotado a los seres humanos de maravillosa naturaleza, con una realidad carnal para orientar con inteligencia y voluntad, que ha ido revelando los valores de esa preciosa realidad como es la familia, dentro des esos firmes y sapientes diques, propios para toda época y nación, ha de avanzar una humanidad que busque su bien y estabilidad ¿Cómo tratar a quienes se ubiquen, por fortísimas presiones, en forma no acorde con esos cauces? Esa es la preocupación de una Iglesia que en todo quiere ser fiel a Dios y a los humanos.
*Presidente del Tribunal Ecco. Nal.